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Artigos: Cuba
Tortura anunciada PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 14 de Marzo de 2010 12:59

Por ALINA FERNANDEZ REVUELTA

Hace unos días, el diario oficial Granma argumentó por qué las autoridades cubanas van a permitir la muerte del disidente cubano Guillermo Fariñas. Al férreo gobierno de la isla no le parece adecuado alimentarlo a la fuerza: ``Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre'' y añade que son las autoridades norteamericanas las que violan los derechos de los huelguistas detenidos en las cárceles de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, cuando los fuerzan a ingerir alimentos.

Olvidan el detalle de que Guillermo Fariñas, para empezar, no está preso y que está ejerciendo este derecho a la autofagia desde su propia casa. Omite el periodista añadir que lo hace en homenaje a Orlando Zapata Tamayo, quien demoró 83 días en morirse, por reclamar condiciones de cárcel acordes a su condición de ser humano. Ni siquiera las que entendemos en el mundo libre como condiciones de trato normales en una situación de privación de libertad. No, no.

De acuerdo a su ex compañero de la prisión de Guanajay, Omar Pernet, uno de los ``tratamientos'' habituales que sufrian él y Orlando era el de transitar por un pasillo que iba desde la celda a otra estancia. A todo lo largo de ese pasillo había 14 soldados apostados, que los iban golpeando en la cabeza, el estómago, las piernas y la espalda a medida que avanzaban. Golpes por todos lados, propinados por 14 pares de brazos empuñando armas. Golpizas sistemáticas; una tortura cotidiana más odiosa y ruin todavía por cuanto los presos la esperaban cada día. Una tortura anunciada. En manos de tus propios compatriotas, por cuya libertad y derechos estás, tú mismo, preso. Es difícil de imaginar pero es una de las prácticas usuales en las cárceles ideológicas cubanas.

Por decir lo menos, hay una diferencia elemental entre Cuba y otros muchos países y es que allá, nada protege al individuo contra el Estado. Ninguna institución defiende al ser contra la maquinaria política que lo puede moler en cualquier momento. Un abogado civil es un amanuense complaciente que casi siempre tiene más miedo que el detenido.

Por eso resulta más sorprendente todavía que desde esa Cuba se conozca y maneje a la perfección el sistema judicial norteamericano en todas las instancias. Así lo demuestra la guerra legal que echaron en una corte estatal de la Florida y que ganaron en el caso Elián. Las fotos del niño aterrorizado por las fuerzas del orden le dieron la vuelta al mundo entero. Los cinco espías que fueron a la cárcel tras los 14 arrestos originales en el caso de la Red Avispa, han agotado todos los recursos legales hasta llegar al Tribunal Supremo. De aceptar la petición de los Cinco, sería el primer caso que el Tribunal Supremo acepta en décadas respecto a los parámetros que deben seguirse para decidir el cambio de sede en procesos penales.

El conocimiento del régimen cubano no se limita a los casos civiles o federales pues también usa el sistema legal financiero. Si no, ¿cuánto pagó el banco suizo UBS de multa por desviar más de 3 billones de dólares hacia la isla? Una multa de 100 millones.

uba, que maneja al detalle el peso de la ley norteamericana, y defiende con ferocidad a sus espías, al niño balsero y a sus millones, se justifica con ligereza cuando les concede a sus habitantes el derecho a matarse de inanición. ¿Pero acaso no llevamos así más de medio siglo?

Ojalá las voces de Orlando Zapata Tamayo, de Guillermo Fariñas y ahora de Félix Bonne, se queden en la conciencia colectiva de los cómplices como una recurrente pesadilla.

Última actualización el Domingo, 14 de Marzo de 2010 13:06
 
LAS CAMPANAS DOBLAN POR TODOS PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 13 de Marzo de 2010 21:59

Por OSWALDO PAYÁ SARDIÑAS

Doblaron las campanas por Zapata y muchos en toda Europa, en América y en el mundo sintieron que doblaban por ellos mismos. También en Cuba muchos se consternaron, aunque la mayoría desconoce la verdad.

Si en esta lucha por la liberación, dejamos la vida en el camino o los que nos persiguen nos matan, que así sea. Pero no alentamos huelgas de hambre ni conducta alguna que atente contra la vida del prójimo o propia. Deploramos toda publicidad y estrategia que centren sus expectativas en la muerte de un ser humano. No tenemos planes de cambios basados en la muerte de nadie. Por eso pedimos a nuestro hermano Guillermo Fariñas que no continúe en la huelga de hambre. La victoria de su sacrificio en esta huelga sólo la queremos celebrar, si el vive. La victoria de la libertad sólo será fruto de la acción de todo un pueblo y no de una persona.

A Orlando Zapata Tamayo lo mataron con la tortura, las golpizas y el ultraje. Murió, de su parte, con gran coraje y dignidad, pero acorralado y en la mayor indefensión, víctima de un aparato de estado represivo que se ensañó con el. Este es un horror, que denuncia el horror que sufre todo el pueblo.

Ese otro horror es la mentalidad, convertida en doctrina que, según el caso, odia, ofende, amenaza, persigue, infama, vigila, excluye, encarcela y llega, como hicieron con Zapata, a aniquilar al que no se somete, al que se atreve a proclamar su propia libertad y la del prójimo. Pero quien aplica esa mentalidad en la lucha contra el régimen también causa dolor humano y cobra vidas inocentes. La lucha de Zapata es la nuestra; sin odio y sin violencia. Dios quiera que su martirio nos sirva a los cubanos para que nos identifiquemos todos como hermanos y así emprender el camino hacia la reconciliación, la libertad y la paz.

 

Oswaldo José Payá Sardiñas

 

Tomado de: http://www.abc.es/20100313/opinion-firmas/campanas-todos-201003131002.html

 

Última actualización el Sábado, 13 de Marzo de 2010 22:01
 
HUELGAS DE HAMBRE EN CUBA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 13 de Marzo de 2010 13:49

Por PEDRO CORZO

La prisión es agobiante bajo cualquier gobierno, pero cuando se cumple cárcel en condiciones como las que caracterizan a un régimen como el cubano se transita en la angustia. El sistema es destructivo. La familia tiene que estar unida por lazos muy firmes para sobrevivir. Los amigos son reprimidos por las fuerzas policiales, e intimidados por las sociales.

El prisionero tiene que poseer unas reservas morales muy fuertes para soportar el aislamiento, un virtual dejar de existir porque se hace real la vieja expresión de la muerte en vida. Las comunicaciones con el mundo exterior son escasas y controladas por las autoridades, y si a eso sumamos la censura sistemática a todo tipo de información, se constituye un muro invisible que oprime hasta la asfixia.

Por lo anterior una huelga de hambre en una prisión totalitaria es una acción dramática que puede fácilmente concluir en tragedia. Una elección particularmente peligrosa en cualquier situación, es posiblemente catastrófica cuando tiene lugar en un estado donde no hay opinión pública, donde las denuncias al interior del país no pasan de ser un heroico susurro que vence el miedo que muchos comparten.

La solidaridad con el desafecto implica peligros. Represión, pérdida de empleos. Marginación. El respaldo a un huelguista implica cruzar la frontera y pasar al bando de los reprimidos, de los odiados.

El control de la información al interior del país es amplio y profundo. Se conoce solo lo que el gobierno quiere, se comenta en público lo que las autoridades permiten y la versión oficial, si es que existe de lo que ocurre, se sustenta en el descrédito del huelguista.

El mundo exterior por mucho tiempo no conocía lo que ocurría en las prisiones cubanas. En el presente la dictadura no puede esconder todos sus sucios secretos. El monopolio que ejerce sobre la información tiene fisuras, y al fin las personas han empezado a ver y escuchar lo que ocurre en la isla de los hermanos Castro.

Una huelga de hambre bajo el castrismo tiene dimensiones homéricas. Es un paso que puede ser fatal y definitivo en todos los ordenes: se puede morir, quedar invalido, lisiado de por vida o lo que es peor, perder el respeto de tus compañeros si dejas el calvario antes que se asuma una postura en común, o tus propios amigos te lo exijan.

Las huelgas de hambre son sin dudas un instrumento de protesta, una estrategia, una acción para llamar la atención, un reclamo de respeto a tus derechos, un medio de presión para lograr un objetivo determinado, como dirían los militares, una táctica en la que no vas a usar todos tus recursos. El objetivo puede ser llamar la atención, lograr un propósito, consciente de que no debes empeñar la vida.

Sin embargo una huelga de hambre puede convertirse en el ultimo combate de la existencia por una decisión conciente que se puede tomar en el desarrollo de la misma, o simplemente porque tu cuerpo no soportó la fatiga de la batalla.

También hay quienes hacen una huelga de hambre con la intención precisa de echar la batalla final. De darlo todo por sus convicciones, Pedro Luis Boitel fue uno de ellos. En su última huelga no quiso informar a las autoridades. Escogió su manera de morir.

El heroísmo de Orlando Zapata Tamayo, su férrea voluntad, las muchas huelgas que realizó, también parecen indicar que escogió concientemente la ruta de la inmolación, del sacrificio supremo por sus ideales. El clamor de su cuerpo ha conmovido al mundo y ante esas convicciones no hay dictadura que valga, el individuo se impone al poder por grande que este sea.

Todo parece indicar que ellos y muchos otros partieron a la huelga consciente de que seria su final. Eligieron morir así. Fue su grito personal, un corajudo grito de silencio al sistema, un estoy preso pero aun así no has podido vencerme, aniquilarme, lo único que me queda son los huesos y la piel y los voy a dejar en esta vía por mi propia voluntad y sin tu intervención. Un acto de total y absoluta independencia.

Rechazar alimentos por un periodo corto de tiempo, dice Amado Rodríguez, 29 días en huelga de hambre, exige disciplina, concentración y la convicción suficiente para no ceder ante los reclamos del cuerpo, pero cuando la decisión se extiende y se suman los días y las debilidades, y solo queda el recurso de las fuerzas morales para enfrentar las demandas de una humanidad que se derrumba, es cuando en verdad el huelguista se percata que tiene que nutrirse de su espíritu, viajar hasta los mas profundo de su ser para desgajarse de todo aquello que se ha vuelto lastre porque su objetivo en ese momento es darse a la causa, transformarse en la luz que marcara el derrotero de los que podrán materializar los ideales.

Han sido muchas de 1959 a la fecha las huelgas de hambres que han realizado los presos en Cuba. Huelgas individuales y colectivas, como una en La Cabaña, 1968, en la que se involucraron mas de ochocientos prisioneros políticos. Algunas huelgas incluían no beber agua, como la que relató el ya fallecido, Jorge Rodríguez Muro. Recuerdo todavía su relato, fue en la cárcel de Remedios, la desesperación de una sed de siete días, sin atención medica de ningún tipo, que venció porque el enemigo satisfizo sus demandas.

 

Llevaron a muchos compañeros pero muchos mas han quedado quebrantados de por vida, de una forma u otra la ya de por si ruda prisión cubana ha dejado sus huellas pero a veces se aprecian mas en aquellos que con un coraje ejemplar asumieron el derecho divino de morir a su manera, pero que por diversas razones y motivos sobrevivieron a su empeño de partir como querían.




Pedro Corzo

Última actualización el Sábado, 13 de Marzo de 2010 13:52
 
LOS PUEBLOS NO SON REBAÑOS PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 12 de Marzo de 2010 14:47

PorALFREDO M. CEPERO

 

Desde hace mucho tiempo las ideas contenidas en este artículo me daban vueltas en la cabeza. Mil veces me he preguntado como fué posible que un pueblo integrado por hombres y mujeres de imaginación, orgullo e iniciativa para triunfar, como lo hemos hecho en este medio siglo, en los cuatro rincones del globo pudimos caer en la pestilente tembladera de la tiranía castrista. Consciente de que mi diagnóstico podría ser erróneo, y asumiendo el riesgo de provocar alguna que otra airada objeción, digo que nuestra tragedia nacional fue el resultado de nuestra supina indiferencia ciudadana, nuestro aberrante individualismo y nuestra enfermiza idolatría por líderes que hacían ostentación de sus altos niveles de testosterona.

 

Desde la fundación de la república en 1902 hasta el año 1933 estuvimos gobernados por generales y profesionales que basaron sus aspiraciones políticas en los servicios prestados durante las guerras de independencia. En 1933, una generación integrada por estudiantes, obreros, profesionales jóvenes y clases militares trató de subsanar los vicios de los viejos patricios derrocando al régimen dictatorial del General Gerardo Machado y prometiendo un nuevo comienzo pletórico de honestidad, transparencia y servicio público. Todos sabemos en que se convirtieron las promesas y como caímos en el pozo ciego de 1959.

 

Precisamente en ese año saludamos con euforia irresponsable y fanática lo que se convertiría en otro intento fallido de hacer realidad la república de nuestros libertadores. El proceso apresurado e improvisado de quitarnos de encima una dictadura oportunista y rapaz nos condujo a esta tiranía obscena, despiadada y alucinante que ha asolado a nuestra patria con la furia destructiva de las bíblicas plagas de Egipto.”Cualquiera es mejor que Batista”, decía la gran mayoría que se negaba a tomar en cuenta la hoja criminal del autoproclamado mesías.

 

Si los cubanos queremos evitar que desgracias similares se repitan en nuestro futuro nacional tenemos que, al igual que los alcohólicos y drogadictos decididos  a curarse, empezar por someter a un exhaustivo escrutinio a nuestros aspirantes a líderes y por reconocer las causas de nuestros males. Por ejemplo, es innegable que, a lo largo de nuestra historia republicana, los profesionales, los empresarios y los ciudadanos exitosos se mostraron renuentes a participar activamente en la vida política del país. La política era un menester de los pillos y una tarea indigna de las personas decentes. Pues bien, aquellas lluvias trajeron estos lodos que han lanzado a la muerte, la cárcel y el exilio a quienes pudimos haber sido los arquitectos de la nación soberana, libre y justiciera de Martí y Varela.

 

Tampoco podemos ignorar un individualismo que, matizado de arrogancia y de egoísmo, nos incapacita para colaborar en proyectos donde no ostentemos la mayor jerarquía y muchas veces nos hace insensibles ante los infortunios de nuestros compatriotas. Prueba irrefutable de lo primero son los centenares de organizaciones que, dentro y fuera de Cuba, se proclaman intérpretes y representantes de las aspiraciones del pueblo cubano.

 

Prueba fehaciente de lo segundo fue el silencio cómplice de la gran mayoría de nuestro pueblo ante las confiscaciones masivas, injustificadas e ilegales en los primeros años de la orgía revolucionaria de empresas y propiedades privadas obtenidas con el trabajo honrado de sus dueños. Con nuestra habitual ironía, los cubanos de entonces bautizamos aquella deplorable conducta como “la reacción del callo”. Nadie protestaba hasta que no le intervenían sus propios bienes y le pisaban el callo. Para entonces ya era tarde y el intervenido se unía a las filas de los despojados que ya eran impotentes para contener la avalancha de terror, despojo y desolación.

 

Pero no tengo duda alguna de que el peor de nuestros pecados ha sido la idolatría por los falsos líderes. Los casos mas notorios son harto conocidos por quienes tengan aunque sea una idea remota de la historia política de Cuba. Pero, a manera de ilustración, vale la pena repetirlos. El General Machado fue adulado con el apodo  ridículo y rastrero de “El Egregio”. Y, en el colmo de la abyección, cuando Machado preguntó por la hora a uno de sus ayudantes éste le contestó: “La que usted quiera general”. La propaganda política de Batista ostentaba el lema de “Este es el Hombre”, como si el resto de los cubanos de sexo masculino hubiéramos sido eunucos. Al churroso barbudo de la Sierra Maestra no sólo lo apodamos “El Caballo” sino le dijimos “Fidel, esta es tu Casa”. Y el degenerado se la cogió.

 

No me parece necesario abundar en mas detalles para sustentar el argumento de que los cubanos tenemos que abandonar nuestra costumbre maligna de adorar líderes y de poner en sus manos no solo los destinos nacionales sino nuestra libertad, nuestra prosperidad y, por ende, nuestra felicidad personal y la de nuestra descendencia. Estoy cansado de escuchar la justificación lastimera e indigna de que no hemos liberado a Cuba porque no tenemos un líder.

 

Por el contrario, contemplo como una bendición del Cielo el hecho de que quienes trabajamos hoy por la libertad de Cuba no tenemos un lider gigantesco, infalible y todopoderoso. El único con esos atributos es el Dios de los católicos, de los protestantes, de los judíos y de los feligreses de cualquier otra religión que se les antoje profesar porque todos tendrán cabida en la república democrática de mañana. Pero, por favor, pongamos fín a los santos de carne y hueso. Dejemos de edificar altares y de atribuirle poderes sobrenaturales a nuestros políticos y gobernantes.

 

Lo que Cuba necesita son ciudadanos cumplidores de sus deberes, celosos de sus derechos y conscientes de su poder para poner y quitar gobierno. El pueblo de Cuba no necesita un líder sino gobernantes sujetos al mandato de los gobernados y que trabajen por la felicidad de sus conciudadanos. Porque ni los ciudadanos son ovejas ni los pueblos son rebaños. Nuestra historia republicana y, sobre todo, este medio siglo de barbarie deberían ser suficiente enseñanza y acicate para que cada cubano se sepa depositario de una parte de nuestra soberanía nacional y tome las riendas de su propio destino.

 

Miami, Florida, USA,  3-11-2010

 

Última actualización el Viernes, 12 de Marzo de 2010 15:02
 
Una Cuba nueva ha nacido y busca su destino PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Jueves, 11 de Marzo de 2010 11:34

Por HUBER MATOS ARALUCE

El castrismo cayó en su propia trampa.  No imaginó las repercusiones.  Decidió dejar morir a Orlando Zapata después de acorralarlo con condenas y maltratos,  y de privarlo  de agua durante 18 dieciocho días.  Entonces Guillermo Fariñas, con su protesta solidaria y un lenguaje audaz e inteligente, les hizo frente.  Este ex combatiente castrista de la guerra de Angola ha demostrado, entre otras cosas, que a la hora de ventilar trapos sucios él sí puede y la tiranía no.

La maquinaria castrista, atrapada en sus propios embustes, ha reaccionado torpemente. ¿Quiere decir todo esto que estamos ante las puertas del cambio? ¡No! Estamos en el camino de la victoria de la libertad, que es en la misma dirección, pero no en el momento histórico final.  Sin embargo hay razones para sentirse optimista. ¿Por qué?

 

1)     Porque la dictadura ha perdido completamente la credibilidad y tiene que recurrir a la represión como único medio para contener el descontento de la inmensa mayoría del pueblo cubano.

 

2)     Porque la tiranía ha perdido lo que ellos llamaron la batalla de ideas.  Con todas sus promesas convertidas en fracaso no puede ofrecer a la juventud ni prosperidad ni justicia; por eso eluden hablar del futuro.  Insisten en la temática de la agresión imperialista con una generación que no se deja manipular por los argumentos del bloqueo.

 

3)     Porque el fracaso del totalitarismo marxista y de la economía estatizada en el mundo deja a la democracia multipartidista, con economía de mercado, como la única opción atractiva para los nuevos cubanos.

 

4)     Porque para sobrevivir, la tiranía castrista siempre ha dependido de subvenciones y de complicidad.  Hoy depende del subsidio chavista como ayer del de la URSS, pero nadie puede garantizar la permanencia de Chávez.  Sin éste, la complicidad de gobiernos como los de España   y Brasil  puede ser transitoria.

 

5)     Porque la condena internacional contra los atropellos del régimen está teniendo una repercusión positiva en el pueblo cubano. Los cómplices internacionales quedan al descubierto cuando un gobierno como el francés  protesta por los abusos en Cuba, y cuando el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek  declara que: “No se debe guardar silencio ante la violación de los derechos humanos en Cuba…es muy triste que un joven pierda su vida por querer protestar contra los abusos del gobierno."

 

Ha pasado medio siglo, muchos patriotas cubanos han quedado en el camino.  Pero como el agua de los ríos, la vida en los pueblos se renueva constantemente.  Una Cuba nueva ha nacido y busca su destino. Nada la detendrá. Es la Cuba de José Martí, es la Cuba de Orlando Zapata, el albañil que “venció, aún a costa de su vida.”

 

San José, Costa Rica

 

Última actualización el Jueves, 11 de Marzo de 2010 13:52
 
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