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Cuba


¿EL FRACASO O EL TRIUNFO DEL EMBARGO? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 22 de Enero de 2013 09:14

Por Huber Matos Araluce.-

(Cuba: la reforma migratoria y el triunfo del embargo, 1 de 4)


Quienes se oponen al embargo de los Estados Unidos contra “Cuba” ahora argumentan que, como el régimen en la isla está promoviendo reformas, el levantamiento del embargo las aceleraría.  Señalan las nuevas libertades que tienen los cubanos para salir del país y volver a entrar, y otras reformas en el campo económico. Dan la impresión que estamos en la antesala  de la democracia.

Esta serie de  artículos plantea el argumento contrario: lejos de fracasar, el embargo ha triunfado, porque se ha convertido en la carta de negociación que puede conducir  a Cuba a una transición pacífica hacia la democracia.

Por esta razón, suspenderlo en estos momentos equivaldría a brindarle una victoria a la dictadura en Cuba y arriesgarse a consolidarla.  Además, tanto la llamada reforma migratoria como las demás medidas aperturistas que se han tomado tienen el objetivo de ayudar salvar a la dictadura castrista.

Aunque en otras oportunidades hemos comentado sobre los argumentos que se han esgrimido contra el embargo, es necesario volver a mencionarlos, para tener presente cómo ha ido evolucionando la oposición a esa medida.

Por mucho tiempo se ha insistido en la tesis  de que el embargo ha fracasado porque no ha podido derrocar a la dictadura. Una falacia que ha ido perdiendo popularidad, aunque todavía se esgrime de vez en cuando.  El embargo no se impuso para derrocar al castrismo, sino que fue una acción del  gobierno de John F Kennedy en 1960 como respuesta a las confiscaciones sin compensación de propiedades de estadounidenses en Cuba. Luego la ley Helms-Burton apretó las clavijas, pero cualquier persona informada debía saber que otras naciones suplían a Cuba lo que necesitaba y le compraban lo poco que la isla exportaba.

Desde el gobierno de Kennedy hasta nuestros días la dictadura continuó negociando con las principales naciones industrializadas, democráticas y capitalistas del mundo.  La “Revolución” recibió préstamos y donaciones, compró maquinaria, fabricas, y acumuló una deuda de aproximadamente 46 mil millones de dólares, razón por la cual ha perdido su capacidad de endeudamiento externo.

El régimen disfrutó durante tres décadas de una subvención de la URSS que le permitió, entre otras cosas, financiar los servicios de salud, educación y deporte. Sin esa subvención los “logros” de la “revolución” se habrían evaporado mucho antes, porque nunca los podría haber sostenido la ineficiente economía de la isla.

El  fracaso en Cuba lo explicó Fidel Castro cuando admitió públicamente que se debía a que ellos no habían sabido construir el socialismo. Cuando su hermano heredó el poder declaró que si no se hacían cambios caerían al abismo. A confesión de partes relevo de pruebas.

Otros de los argumentos utilizados para criticar el embargo ha sido que esa medida perjudicaba al pueblo cubano y le servía como excusa al régimen para mantener la represión.  En el 2012 se demostró la falsedad de esta afirmación. En la encuesta del Instituto Republicano Internacional (IRI) solo el 4% de los cubanos que viven en la isla señalaron al embargo como el mayor problema de Cuba.

Descartados estos sofismas contra el embargo, ahora se utiliza el de que si este se suspende se aceleraran los cambios en Cuba.  Esto parecería implicar  un beneficio neto para el pueblo cubano.   El planteamiento nos recuerda el esquema de que la falta de progreso económico en Cuba se debía a la insistencia de los Estados Unidos en mantener el embargo y no a las contradicciones de la economía comunista.  Es una forma de alimentar el mito de Cuba como la víctima de los Estados Unidos.  Escenario que fue muy rentable para el régimen de la isla.


Continuará...

 
La Desilusión de Latinoamérica con las Izquierdas Marxistas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 21 de Enero de 2013 13:04

Por Jorge Hernández Fonseca.-

En América Latina –referido al tema comunista-- Cuba fue un verdadero “divisor de aguas” en el Siglo XX. A pesar de que el partido marxista cubano, el “Partido Socialista Popular”, nunca fue importante, se impuso en la isla indirectamente a través de una organización supuestamente democrática, el Movimiento 26 de Julio creado por Fidel Castro.


 

La Desilusión de Latinoamérica con las Izquierdas Marxistas

Jorge Hernández Fonseca

20 de Enero de 2013

Desde que triunfó la revolución comunista en la Rusia zarista de inicios del Siglo XX --repleta de promesas de mejoras para los “desfavorecidos”, aquellos sobre los que Marx decía “no tener que perder más que sus propias cadenas”-- muchos políticos e intelectuales latinoamericanos comenzaron a estructurar partidos políticos de corte marxista a lo largo y ancho de Nuestra América. Esto se sucedió junto a movimientos insurreccionales de similar ideología, con el objetivo de traer a Latinoamérica los supuestos beneficios que los diarios rusos difundían a raudales como siendo ventajas propias del nuevo estado “soviético” conformado entonces.

La historia de las organizaciones marxistas latinoamericanas del Siglo XX está por escribirse y sería una página importante por la extraordinaria carga emotiva y esperanzadora probablemente existente entre sus cuadros y simpatizantes, durante el proceso de lucha para llegar al poder, en contraste con la frustrante cosecha obtenida en aquellos países en los que finalmente los movimientos marxistas llegaron a obtener las riendas del poder en la región.

En América Latina --referido al tema comunista-- Cuba fue un verdadero “divisor de aguas” en el Siglo XX. A pesar de que el partido marxista cubano, el “Partido Socialista Popular”, nunca fue importante, se impuso en la isla indirectamente a través de una organización supuestamente democrática, el Movimiento 26 de Julio creado por Fidel Castro, que después de su triunfo abrazó el marxismo. Usó el engaño al decir de inicio que no era comunista y haría “elecciones democráticas”, para después declararse marxista (reconocido por Castro en su último libro).

Analizando la primera mitad del Siglo XX --antes de la Cuba comunista-- predominó en América Latina el llamado “caudillismo nacionalista”, o “populismo”. Incluía reclamos sociales y apoyo a los trabajadores, pero desde una óptica no marxista. Así, Argentina tuvo uno de los movimientos caudillistas más importantes encabezado por el general Juan Domingo Perón. México tuvo también su movimiento nacionalista liderado por el general Lázaro Cárdenas. Brasil, igual que Argentina y México, lo tuvo en la figura de Getulio Vargas. Perú sufrió su dosis de caudillismo en torno a la figura de Víctor Haya de la Torre. En general, los movimientos “progresistas” no marxistas en América Latina descienden de estas corrientes.

Cuba tuvo su frustrado movimiento populista en el Partido Ortodoxo, nada marxista, liderado por Eduardo Chivás (al cual perteneció el propio Fidel Castro, que en la época fue candidato a la Cámara de Representantes). Chivás dejó un vacío político al decidir suicidarse envuelto en una polémica, lo que evitó el avance del populismo en Cuba, antes de la dictadura castrista actual.

En paralelo con esta profusión de movimientos nacionalistas --no comunistas-- en la Latinoamérica de la primera mitad del Siglo XX surgieron también golpes de estados militares que marcaron época a mediados de ese siglo. Venezuela con Marcos Pérez Jiménez, Paraguay con Alfredo Stroessner, Nicaragura con Anastacio Somoza, Haití con François Duvalier, República Dominicana con Rafael Leónidas Trujillo y Cuba con Fulgencio Batista, derrotado en lucha armada por organizaciones “revolucionarias”, lideradas por el movimiento de Fidel Castro.

La imposición del comunismo en Cuba provocó un vuelco radical en el papel del marxismo en Latinoamérica, que hasta ese momento se limitaba a mantener los partidos de corte comunista en casi todos los países del área. Como el triunfo comunista en la isla había sido precedido por una lucha armada apoyada mayoritariamente por la sociedad civil cubana, Fidel Castro hizo una lectura equivocada del papel del marxismo en su propia lucha, impulsando, financiando y entrenando en Cuba a simpatizantes comunistas latinoamericanos para el uso de las armas y explosivos exportando e imponiendo la guerra de guerrillas en toda la América Latina.

Esta guerra impuesta a casi toda Sud y Centroamérica por los cubanos, tenía como hipótesis equivocada que “los pueblos de la América Latina” apoyarían la lucha armada para implantar una dictadura comunista en cada uno de sus países. El más emblemático ejemplo del error elemental cometido entonces fue la pretensión que el “Ché” Guevara fuera el jefe de la guerrilla boliviana, siendo un extranjero llegado al país con tropas cubanas, aspecto cuestionado de plano por los comunistas bolivianos, que de esa manera rechazaron semejante pretensión.

Los comunistas cubanos explican hoy que la imposición de la guerra de guerrillas en toda América Latina se debió a un acto de “defensa” contra Estados Unidos, que hacía esfuerzos legales y encubiertos por derrocar al gobierno comunista de la isla, apoyando la lucha de los cientos de miles de demócratas cubanos que se levantaron en armas contra el comunismo dentro de Cuba, esfuerzo que costó la vida a más de 9 mil patriotas fusilados y a algo como 400 mil jóvenes cubanos que pasaron largos años en la cárceles castristas. El argumento utilizado por Castro para justificar la guerra de guerrillas que impuso a toda Latinoamérica, es la misma que esgrime hoy para reprimir a la inerme la sociedad civil cubana que continúa en rebelión.

La falsedad del argumento castrista se pone de relieve al constatarse que en los primeros meses de la asunción de Castro al poder --cuando todavía prometía elecciones libres y un gobierno democrático-- mucho antes de declarase comunista, envió a República Dominicana tropas cubanas lideradas por el comandante del 26 de Julio, Delio Gómez Ochoa, para tratar de derrocar a Trujillo. Pocos meses después envió otro contingente de tropas cubanas nada menos que a Panamá, para “liberar al pueblo del yugo de los Estados Unidos”. Todo durante el primer año de su acceso al poder en 1959, sin que todavía hubiera enemistad pública con EUA.

Historiadores discuten todavía si la proliferación de dictaduras militares en diversos países Latinoamericanos fue causada por la imposición guerrillera comunista de los años 60 y 70 del siglo pasado. En Brasil, país que conozco directamente, puede afirmarse que la dictadura militar brasileña fue un producto de la infiltración comunista cubana, tanto en el gobierno de João Goulart, como en el período posterior de dictadura militar. Se sabe del entrenamiento y financiamiento por parte de Cuba de los movimientos guerrilleros (urbanos y rurales) marxistas brasileños, fueron intentos reales de imponer en el país un régimen comunista de corte cubano.

De la misma forma que la tropas cubanas que invadieron Bolivia con “Ché” Guevara al frente fueron derrotadas y aniquiladas por el ejército boliviano, similar suerte corrieron las guerrillas a lo largo y ancho de Sudamérica. En Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Brasil y Venezuela (en Colombia todavía continúan, como un mal ejemplo de una época pasada) así como en la mayoría de los países Centroamericanos y del Caribe, con la excepción de Nicaragua, en el cual las tropas cubanas obtuvieron el triunfo contra el ejército del dictador Anastasio Somoza.

Las principales razones esgrimidas por los comunistas latinoamericanos --formados en Cuba-- para justificar la necesidad de llevar sus países a una guerra civil fueron:

1)     Cada país estaba subordinado a un país extranjero, básicamente Estados Unidos, y esa subordinación implicaba en pérdida de soberanía y dependencia foránea inaceptable;

2)     El sistema capitalista era el causante de la explotación de los trabajadores por lo que había que estatizar todas las empresas para lograr la “justicia social”;

3)     Los políticos “capitalistas” eran fundamentalmente corruptos y sólo los políticos comunistas podrían establecer la “ética en la política” por su honestidad y compromiso.

Derrotado Fidel Castro militarmente en toda Latinoamérica y conjurado el peligro comunista de tomar por las armas a los países latinoamericanos, se siguió en la región una política con dos resultados. Por un lado, los países de América Latina pusieron en marcha procesos democráticos que suplantaron las dictaduras militares, y por otro lado, los comunistas cubanos crearon un mecanismo de tomar el poder político con sus incondicionales locales, usando las elecciones democráticas como camino de implantar su ideología. La táctica era asumir la presidencia del país por elecciones financiadas desde la Habana y una vez en el poder, hacer un cambio en la Constitución que permitiría a la cúpula gobernante perpetuarse en el poder.

Semejante mecanismo se inauguró en la isla de Granada, donde un movimiento (de la Nueva Joya, comunista) logró ganar las elecciones presidenciales y asegurar las riendas del poder político para ejecutar un plan de medio y largo plazo e instaurar una dictadura comunista. A continuación fue Venezuela, con el primer triunfo electoral de Hugo Chávez, que ha conseguido perpetuarse en el poder. Acto seguido fue Bolivia, quien eligió a Evo Morales, que inició junto a Chávez el camino de la eternización. Posteriormente fue Ecuador, al elegir a Rafael Correa y finalmente, la reasunción de Daniel Ortega en la Nicaragua inicialmente gobernada por él.

En paralelo con esta nueva forma de implantar sociedades marxistas a largo plazo y sin guerras civiles, otros países latinoamericanos también eligieron gobiernos de izquierdas, pero sin la dependencia ni el financiamiento de Cuba, aspecto que los convirtió en una especie de “izquierda light” o izquierda no marxista. Fue el caso de Michele Bachelet en Chile, de Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil, de José Mujica en Uruguay, de Cristina Kirchener en Argentina, de Mauricio Funes en El Salvador y de Ollanta Humala en Perú. Todos estos presidentes no marxistas, disfrutaron del prestigio de haberse posicionado contra las dictaduras militares de los años 60 y 70, algunos como luchadores, otros como simples opositores.

De manera que Latinoamérica está compuesta actualmente por gobiernos de izquierdas mayoritariamente, lo que hace más fácil la situación de reconocimiento del régimen cubano por parte de la comunidad latinoamericana, aunque no respalde totalmente el régimen dictatorial cubano y sus excesos contra la oposición. Como se ha dicho, en realidad en América Latina hay dos tipos de izquierdas en el poder: la izquierda “carnívora”, liderada por la Cuba castrista y compuesta por los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua y la izquierda “democrática” compuesta por los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Perú y El Salvador.

En estas condiciones, con las dos izquierdas en el poder, es posible realizar un análisis comparativo de los resultados de ambas izquierdas, así como los “logros” de la izquierda carnívora fidelo-chavista, puestos frente a los postulados marxistas originales, que costaron (y todavía cuestan, especialmente en Colombia) tanta sangre de latinoamericanos inocentes.

Así, se constata que Venezuela, por ejemplo, ha implantado un régimen marxista para empobrecer a su población, que mayoritariamente no disfruta de viviendas adecuadas, que no tiene abastecimiento de alimentos como lo había antes de Chávez; que vive un estado de falta de libertad de prensa, y sobre todo, que es dirigido minuciosamente por un estado extranjero, Cuba. ¿Para qué entonces criticar un estado de cosas e implantar otro similar o incluso, peor?

Un análisis somero y rápido indica que Ecuador, por ejemplo, vive un estado de persecución contra los representantes de la prensa libre; en Bolivia, la discriminación y la exclusión de los indios no ha tenido la atención que debería con un presidente indio; en Nicaragua, no quieren callar las profusas denuncias contra la corrupción de las esferas oficiales. ¿Fue para esos malos ejemplos que se derramaron ríos de sangre en la guerra de guerrillas de Latinoamérica?

Pero también en países de la izquierda “light”, como la de Brasil por ejemplo, se encuentran ejemplos que siempre fueron criticados a “la derecha”: los antiguos guerrilleros brasileños --en el poder actualmente-- ocupantes de altos cargos en el gobierno de Lula da Silva para, según ellos, “construir un país decente”, montaron desde el poder un sofisticado esquema de corrupción para comprar con dinero público robado el apoyo de los parlamentares opositores.

¿Cómo? --por ejemplo-- después de Venezuela haber ejecutado recientemente las más grave de las violaciones de la Constitución, al permitir un gobierno anti-constitucional continuar ejerciendo ilegalmente, encuentra “comprensión” en el resto de una Latinoamérica izquierdista, enferma y temerosa de las reacciones de la izquierda carnívora liderada por los hermanos Castro y por la “chequera” de Chávez. ¡Esas no fueron las promesas de la izquierda! Entonces, la decepción con la izquierda está relacionada con las razones iniciales expuestas:

1)     Ya ninguno de los países de la región depende de Estados Unidos, pero ahora dependen de Cuba, sobre todo aquellos países que conforman la izquierda carnívora, o dependen de la Venezuela de Chávez, que cobra bien caro la “ayuda solidaria”;

2)     Todos los países de la izquierda latinoamericana --carnívora o no-- abrazaron el capitalismo como la manera de “no morir de hambre”, como la Cuba de Raúl Castro, dejando el marxismo, esencialmente económico, en el “basurero de la historia”;

3)     La corrupción, que según los marxistas era “potestativa del capitalismo” ha calado fuerte en todos los países de la izquierda latinoamericana, sino que lo diga el hermano corrupto del presidente de Ecuador; pregúntenle a la hijastra de Daniel Ortega; a los ministros de Evo Morales; a los militares narcotraficantes venezolanos; al primer ministro de Lula da Silva en Brasil; a los incontables casos de corrupción en la propia Cuba. Todo seguido de un largo etcétera… con denuncias contra la presidenta de Argentina.

Así, se constata en Latinoamérica que todo el juego marxista ha sido un simple “quítate tú para ponerme yo”, empeorado. Desde la Cuba destrozada por los hermanos Castro --con el 25% de lo mejor de su población exiliada-- pasando por la Venezuela sin comida de Hugo Chávez, la corrupta sociedad nicaragüense creada por Daniel Ortega, la Bolivia de Evo Morales con su continúa confiscación de bienes productivos y un Ecuador sin la prensa libre que merece.

¿Es ese el cumplimiento de la promesa marxista, que impuso una sangrienta guerra civil en Latinoamérica y que llega después al poder con un capitalismo salvaje y una mayor corrupción?

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Lunes, 21 de Enero de 2013 15:55
 
¿QUIEN MATO A HUGO CHAVEZ? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 17 de Enero de 2013 23:43

Por Huber Matos Araluce.-

 

Fidel Castro es “experto en todas las cosas de este mundo y del otro también”. Hugo Chávez en el Foro de Sao Paulo, julio de 2012

El extremo secreto  sobre la enfermedad de Hugo Chávez  ha sido defendido como una cuestión de seguridad nacional.  Aun en la situación actual el pueblo venezolano desconoce la verdad sobre la salud de Chávez.   Mucho menos tiene idea de la historia de cómo se descubrió su  cáncer y cuáles fueron los procedimientos que se le aplicaron.

 

El secreto se ha guardado celosamente porque Hugo Chávez pudo haber salvado su vida si se hubiera puesto en manos de adecuados  especialistas médicos, capaces de lograr un diagnóstico correcto de su afección.   Chávez cometió el error de ponerse en manos de Fidel Castro. En más de una oportunidad Chávez lo admitió.  Castro es famoso por creer que tiene amplios conocimientos de medicina.  El fue quien supervisó el tratamiento de Chávez. (Ver declaraciones oficiales en El Universal).

 

En los hombres de la edad de Chávez la descripción de sus dolores (hecha antes de llegar a La Habana) y como él los aliviaba acostándose en el suelo debían haber despertado sospechas a cualquier experto en la materia de que podía tratarse de síntomas de un cáncer conocido como Rabdomiosarcoma del musculo psoas iliaco.  Un musculo de la pared posterior abdominal que va desde la región lumbar hasta la pelvis.  En el curso de su trayecto, el psoas iliaco se relaciona con importantes órganos: diafragma, riñones, uréteres, vasos renales, colon, ciego,vejiga, arterias y venas ilíacas primitivas, y arterias y venas ilíacas internas.

Cuando Chávez llegó a Cuba en junio de 2011 y le detectaron una “tumoración", se le debió haber hecho una biopsia por aspiración  para descartar la posibilidad de un cáncer y proceder con el tratamiento adecuado. Este tipo de tumor debe ser tratado en centros de referencia establecidos y haberse puesto en manos de especialistas en este tipo de cáncer en Brasil o en los Estados Unidos.

 

En su lugar cometieron el error de drenarle el  tumor pensando que era producto de una infección.  A alguien se le ocurrió hacer un estudio posterior y descubrieron células cancerosas. Entonces en forma apresurada se llevó a cabo  una nueva operación, cuando lo correcto debió haber sido hacer una análisis cuidadoso de las alternativas a seguir.  Ambos procedimientos parecen haber exacerbado el crecimiento del cáncer.

 

El tratamiento con quimioterapia y radiación  a que fue sometido Hugo Chávez tuvo terribles consecuencias pues le destrozaron las pocas defensas que tenía. Por esta razón le aplicaron corticoides para levantárselas.  La consecuencia visible de este tratamiento fue la inflamación que no podía esconderse.

 

Hugo Chávez descartó los ofrecimientos que le hicieron países amigos.   Continúo viajando a Cuba y confiando en Fidel Castro.  Después de los procedimientos iniciales, fueron  Cuba a tratarlo expertos de otros lugares, pero ya era demasiado tarde.

 

Nota. Antes de que Hugo Chávez llegara a Cuba relató públicamente los dolores que padecía y que se aliviaba acostándose en el suelo.  Un medico amigo me alertó: “esto puede ser un cáncer”.  Luego fue indicándome los errores cometidos en el tratamiento.  Lo expuesto aquí es testimonio fiel de lo que me iba explicando durante la enfermedad.  Huber Matos Araluce (Patria Pueblo y Libertad)

 

 
Las alucinaciones de Fidel Castro PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 12 de Enero de 2013 11:20

Por Pedro Corzo.-

La visión mesiánica que Fidel Castro siempre mostró de sí mismo y que los moncadistas, el círculo más íntimo del poder, compartían, condujo a la destrucción de la nación cubana.

Lo más visible de aquellos delirios no fue la represión y el control que se ejercía sobre toda la sociedad, tampoco la prisión o muerte que padecían “los otros”, sino los interminables discursos de Castro en los que describía proyectos faraónicos y en los que prometía el paraíso en la tierra a quien estuviera dispuesto a seguirle ciegamente.

Lo importante es que el país nunca contó con bienes propios para planes que demandaban grandes recursos tecnológicos o económicos. Tampoco se realizaban los estudios apropiados para determinar si eran o no viables.

La voluntad del líder era más que suficiente para que dirigentes y burócratas montaran el circo en el que se esfumaron ilusiones y riquezas, de Cuba y gobiernos extranjeros, que subsidiaron el régimen.

Por otra parte, hay que admitir con vergüenza ajena que si los delirios y la capacidad de disponer el desarrollo de aquello proyectos solo correspondían a la autoridad del Comandante, toda la nomenclatura y un amplio sector de la población los “compró”, porque creían ciegamente en las propuestas.

En marzo de 1959, en un discurso en la Universidad Central de Las Villas, Castro dijo: “Estamos ya estudiando y preparando los proyectos para desecar la Ciénaga de Zapata, con una capacidad de 15,000 caballerías de tierra, y que cuando esté en condiciones de cultivo, va a servir de sustento a decenas de miles de familias”.

Esa, la desecación de la Ciénaga, si no fue el pionero de los delirios, estuvo entre los primeros.

Recordemos la promesa de que con la expropiación de las tierras a los campesinos y el desarrollo de granjas estatales, se incrementaría la productividad en el campo. Cuba importa en la actualidad más del 60 por ciento de los alimentos que consume.

La mecanización de la agricultura fue otro cuento del Merlín caribeño. En el año 2012 se fundaron centros de entrenamiento para yuntas de bueyes en la provincia de Villa Clara para situar 3,000 yuntas en el campo que, según un informativo cubano, disminuiría el consumo de petróleo y ayudaría al medio ambiente.

Castro, con la impunidad que le concedía el poder absoluto, actuó como especialista en numerosas disciplinas, incluyendo agronomía, hidráulica y biología. Fue el principal educador del país, economista experimentado y el primer desarrollista en asuntos urbanos e industriales de la nación.

En su momento dispuso lo que se cultivaba y donde. En otra ocasión determinó construir embalses para irrigar los cultivos y suministrar agua a la población sin los estudios de viabilidad necesarios, lo que causó daños ambientales irreparables.

Desmonte de bosques centenarios con buldózer encadenados y cuando el árbol era muy frondoso se derribaba con dinamita. Tomateras convertidas en cañaverales y cañaverales en zonas de pastoreo.

Simultáneamente encabezaba investigaciones genéticas. La inseminación artificial y el cruce de ciertas razas de ganado vacuno, convertiría el país en la lechera del mundo.

En la memoria colectiva de la nación están aquellos discursos sobre los cruces entre Holsteins y Cebú. Experimentos que producirían vacas lecheras como la condecorada Ubre Blanca, que cuenta con un monumento en la ciudad de Nueva Gerona.

El Cordón de La Habana fue otro experimento memorable por su fracaso. La intención era sembrar café Caturra, una variedad que según Castro convertiría al país en el principal exportador de ese producto. También determinó que era factible junto al café, cultivar gandul, cítricos, aguacate, mango, mamey.

Antes o después, fue tanta la capacidad creativa del Comandante, que es difícil ordenarla cronológicamente, empezó a traer búfalos de agua de Viet Nam, porque producían más y mejor leche que las vacas y se alimentaban con menos pasto.

El pez Claria fue otro caso. Cuba importó este depredador para aumentar el consumo de proteínas de la población, situación que continúa sin resolverse, mientras el pez se convirtió en un peligro para el equilibrio ecológico de la isla.

Un tiempo después se empezó a trabajar en el proyecto de las vacas enanas. Cada familia podría criarlas en sus viviendas para tener la leche necesaria, y hasta propuso la cría intensiva de conejos para resolver el suministro de carnes.

A pesar de que todos los proyectos terminaron en fracaso no es de dudar que todavía surjan ideas deslumbrantes como la de la Moringa, aunque sin dudas ninguna será tan clamorosa como la zafra de los 10 millones que contó con todos los recursos de isla, pero que concluyó en un estruendoso fracaso como el propio régimen que la inspiró.

Periodista de Radio Martí.


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Chávez, los Castro y la inútil elección del heredero PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 06 de Enero de 2013 11:13

Por Carlos Alberto Montaner.-

Hugo Chávez y los hermanos Castro sabían que las posibilidades de supervivencia del venezolano eran casi nulas y comenzaron a preparar el postchavismo desde el verano del 2011. Tratarían, claro, de curar al locuaz teniente coronel, pero desde que los médicos advirtieron la clase de cáncer que padecía —un agresivo y raro rabdomiosarcoma—, la gravedad y extensión de la metástasis, y lo tarde que había llegado al quirófano, nadie se hacía ilusiones.

Salvo que ocurriera un milagro, Chávez estaba condenado a morir a corto plazo. Por eso ocultaron la información médica y manejaron la crisis con total secretismo. No se trataba de un capricho. Era una forma desesperada e incómoda de control político. Resultaba vital mantener la ilusión de que Chávez se salvaría para que no se desataran las ambiciones dentro de la inquieta tribu de los presuntos herederos.

Para los cubanos, era esencial dormir a todos los venezolanos, pero muy especialmente a los chavistas, con el objeto de poder controlar y manejar la transmisión de la autoridad en Caracas, de manera que no se les escapara el enorme subsidio venezolano, calculado en 10.000 millones de dólares anuales por el Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami. El argumento invocado, naturalmente, no sería ése, sino "la necesidad de salvar la revolución bolivariana".

En agosto del 2012, los Castro, y los médicos dedicados a atender a tan delicado paciente, convinieron en que el desenlace podría precipitarse y no había garantía alguna de que Chávez pudiera llegar en forma física y mental razonable a las elecciones presidenciales de diciembre (lo que resultó exacto), así que adelantaron los comicios al 7 de octubre. Esos dos meses eran cruciales.

En ese momento ya los Castro tenían muy claro que el mejor sustituto de Chávez, desde la perspectiva de los intereses cubanos, era Nicolás Maduro. Era un hombre razonablemente inteligente, o al menos palabrero y memorioso, capaz de armar vistosos sofismas históricos, como les gustan tanto a Fidel como a Hugo. Era dócil, obediente, y se subordinaba, como Chávez, a la supremacía moral e ideológica del castrismo. Parecía ser un discípulo atento y disciplinado.

Además, como suele ocurrir muchas veces en el mundillo político, para los Castro, una de sus ventajas comparativas era la indefensión. Nicolás Maduro no fue parte del intento de golpe de 1992. No tenía raíces en el ejército. No controlaba al Partido Socialista Unido de Venezuela, y ya ni siquiera era miembro de la Asamblea Nacional. En realidad, su único asidero en el poder era el respaldo de un Chávez agonizante y el apoyo de los cubanos.

Los Castro, que tienen instinto para la maniobra y una capacidad asombrosa para desplumar a sus aliados, pensaron que, de la misma manera que Hugo Chávez encontró en Cuba una fuente esencial de sustento estratégico, iniciativas internacionales e información sobre amigos y enemigos, Nicolás Maduro, dada su debilidad dentro de los grupos de poder venezolanos, repetiría el mismo esquema de dependencia emocional y política.

Por supuesto, dentro de la sociedad venezolana, incluso dentro del chavismo, hay muchas personas, y algunas de ellas con mando, que no ven con buenos ojos la arrogante injerencia cubana en los asuntos del país. Les resulta inconcebible que una pobre y atrasada isla del Caribe, seis veces más pequeña, con menos de la mitad de la población, pésimamente administrada por una dinastía familiar-militar desde hace 54 años, que trata de cambiar su modelo económico porque sabe que es un desastre, a la que hay que subsidiar copiosamente para que no colapse, gobierne a los venezolanos y elija al heredero de Hugo Chávez. Jamás se había visto un despropósito semejante.

Pronto los Castro van a comprobar cuán difícil es controlar el destino de otra nación, a menos de que la ocupen militarmente, algo absolutamente impensable. Será entonces cuando entenderán el significado profundo de la desconsolada frase pronunciada por Bolívar: “he arado en el mar”. Lo probable es que, tras el entierro de Chávez, pese a todos los desvelos para controlar al sucesor, ocurra lo mismo con el subsidio venezolano. No tardará en ser un recuerdo.

Tomado del DIARIO DE CUBA

 
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