En Cuba y en Venezuela la lucha tiene que continuar |
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Escrito por Indicado en la materia
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Sábado, 13 de Octubre de 2012 00:16 |
Por Huber Matos Araluce.-
Los enemigos de la libertad quisieran que la frustración y la desmoralización nos paralizaran, pero no hay tiempo ni espacio para el derrotismo. En Venezuela las elecciones no fueron limpias ni tampoco un fracaso total para la oposición.
Cuando los precios del petróleo no puedan continuar sosteniendo la anarquía chavista, los demócratas venezolanos estarán listos para asumir el liderazgo del país. Cuando en Cuba se acerque el abismo del que ha advertido Raúl Castro, la oposición democrática también tiene que estar igualmente organizada.
En Venezuela nosotros esperábamos un milagro, esperábamos demasiado. El castrochavismo estaba luchando por su supervivencia. La derrota hubiera obligado a los chavistas a desconocerla o a aceptar el inicio del desmantelamiento de su régimen de corrupción y abusos.
Una buena parte de la dirigencia chavista habría terminado ante los tribunales o en el exilio. Para el castrismo habría sido el principio del fin. Sin la subvención de petrodólares venezolanos la dictadura en Cuba es insostenible. Este fue un escenario posible pero improbable.
Improbable porque a favor de Chávez estaba la maquinaria de un estado poderoso con recursos económicos ilimitados y el temor de siete millones de votantes que creyeron que sin el Comandante procastrista podrían perder el espejismo socialista en que están embaucados. Para ellos la confrontación no era entre la democracia y la dictadura. Quien no entienda esto no ha comprendido el poder que tiene la demagogia en Latinoamérica. Tampoco podrá combatirlo.
En el 2006, con el Estado en sus manos, Hugo Chávez ganó por un margen de votos del 26%. En el 2012 a pesar de los altos precios del petróleo su ventaja en las elecciones se redujo al 9.43% de la votación. Chavez 54.42%, Capriles 44.99%.
Si Enrique Capriles y la Mesa de Unidad Democrática hubieran contado con recursos similares a los de Hugo Chávez, los chavistas habrían hecho imposible las elecciones; no iban a arriesgarse a perder el poder. Las elecciones permitieron que la oposición democrática se uniera y alcanzara el 45% de los votos. Un éxito que no puede tirarse por la borda.
En el caso cubano la dictadura ha ganado tiempo pero no lo aprovecharán con inteligencia. Siempre que han atravesado una crisis que los ha obligado a ceder en su rígido centralismo, frenan los cambios y regresan a posiciones reaccionarias. Segura la tiranía del triunfo de Chávez antes de las elecciones, anunció que no necesitaban ninguna inversión del exilio porque su problema se resolvía con inversiones de cientos o millones de dólares. Con esa mentalidad seguirán cavando su tumba.
Las circunstancias exigen que la oposición cubana no pierda un día. La experiencia de la Mesa de Unidad Democrática en Venezuela debía imitarse en Cuba aunque sea con una unidad muy elemental. Una que evite fricciones y fortalezca la imagen de la oposición ante el mundo y la población. Mientras esto se alcanza no se puede esperar. Hay que continuar sin tregua el enfrentamiento para impedirle el descanso a un régimen corrupto y decrépito.
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Escrito por Indicado en la materia
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Sábado, 06 de Octubre de 2012 12:51 |
Por Carlos Alberto Montaner.-
¿Quién ganará las elecciones venezolanas? Hay encuestas para todos los gustos. Yo me quedo con la de Consultores 21, una empresa seria, fundada en 1974, dirigida por un profesional prestigioso, Luis Christiansen. ¿Por qué elijo esta encuesta y no otra? Por tres razones: porque los resultados de su último survey concuerdan con los de las recientes elecciones a diputados; porque Henrique Capriles ha hecho una extraordinaria campaña, mientras Chávez se ve enfermo y sin una sola idea; y porque se palpa entre los demócratas venezolanos un espíritu de triunfo que no había visto en los 14 años que ha durado el sobresaltado manicomio bolivariano.
Según este estudio de opinión pública, hecho en 1.546 hogares de electores de todo el país "que seguramente votarán", lo probable es que mañana domingo Henrique Capriles Radonski obtenga entre un 52 y un 54% de los votos. Es decir, ganaría, si se confirma el pronóstico, por un margen de 600 a 900.000 sufragios. Naturalmente, mientras mayor sea la diferencia, más difícil será para el chavismo hacer trampas. Esta vez la oposición tiene representantes en todas las mesas electorales –casi 40.000– comprometidos a hacer respetar el voto.
Es posible, claro, que el resultado sea otro y Chávez gane las elecciones. La distancia no es mucha y cae dentro del margen de error. (Más bien margen de horror). Ese desenlace no hay que descartarlo totalmente. Hay un punto en el que su gobierno supera ampliamente a la oposición: la ilimitada cantidad de recursos para movilizar a su clientela política y llevarla a cualquier costo hasta las mesas de votación. Una cosa es la intención de voto y otra diferente el acto de votar.
Para los chavistas será mucho más fácil llegar a la urna y regresar a la casa. A los empleados públicos, por una parte, los vigilan y amenazan. Por la otra, en muchos casos los alimentan, remuneran y transportan. La oposición no tiene un solo elemento de coacción para movilizar a sus partidarios, ni recursos para trasladarlos.
Ya se vio en los mítines de cierre de campaña. La multitud que aplaudió a Capriles estaba exclusivamente compuesta por caraqueños entusiasmados que acudían a la cita cívica espontáneamente. El chavismo, en cambio, más allá de su núcleo fanático duro (en torno al 20% de su militancia), es una imponente máquina de intimidar y sobornar. Puro palo y zanahoria.
En todo caso, ¿qué debe hacer la oposición venezolana si ganara las elecciones? Prepararse para tratar de reducir el daño que harán los chavistas en la despedida. Como los piratas, se llevarán hasta las campanas de la iglesia. Será un final parecido al de Nicaragua tras la derrota de los sandinistas en 1990: tres meses de saqueo inclemente, de piñata, y de minar el terreno con toda clase de ilegalidades para dejar al próximo gobierno una situación complicadísima, muy diferente al espíritu de colaboración con que (ingenuamente) se recibió a Chávez en 1999.
¿Y si Capriles pierde? ¿Y si gana Chávez por un puñado de votos? Entonces será tremendamente importante que la oposición se mantenga unida en torno a Capriles y a la Mesa de la Unidad Democrática, porque el fin del chavismo, gane o pierda las elecciones, está tan próximo como disponga el severo cáncer que sufre su líder.
De acuerdo con la Constitución venezolana, si el presidente muere antes de cumplirse la mitad de su mandato el gobierno tiene que convocar a elecciones de inmediato, y, por extraño que parezca, pese a que Chávez es el peor gobernante venezolano de los últimos cien años, es el único personaje de esa vertiente política que posee liderazgo y poder de convocatoria. Cualquier otro candidato, como suelen decir los españoles, sería pasado por las urnas sin contemplaciones.
Los próximos comicios han sido convocados para el 16 de diciembre. En esa fecha los venezolanos deben renovar todos los gobiernos y parlamentos regionales. Si la oposición se mantiene unida, cualquiera que sea el desenlace de este domingo, barrerá y tendrá el control de una parte creciente del país. Sería una insensatez destruir esa milagrosa hazaña de la unidad democrática. Especialmente ahora, que están casi al final de este inmenso disparate.
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Última actualización el Sábado, 06 de Octubre de 2012 12:57 |
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Cambios sin cambio en la ANAP |
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Escrito por Indicado en la materia
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Martes, 02 de Octubre de 2012 13:29 |
Por Ernesto García Díaz.-
La dirigencia castrista y su partido único, el pasado 30 de Septiembre, promovieron a Félix González Viego, vicepresidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), al cargo de Presidente de dicha organización; y liberaron a su manager Orlando Lugo Fontes, de 78 años de edad y 25 en la máxima dirección de la institución, por no decir que fue sustituido.
Como siempre esta obra teatral la ejecutó José Ramón Machado Ventura, segundo al mando del gobierno y partido único, fiel a la familia de los Castro y verdugo del pueblo cubano, quien santificó la opereta en el Pleno Campesino.
Aunque era de esperar, la sustitución de Lugo Fontes, por los malos resultados de su gestión y su prolongada vejez al frente del campesinado cubano, los ideológos de la dictadura le reconocieron la labor desempeñada, por supuesto, para enfrentar todo acto de rebeldía guajira, ante la debacle de la dictadura comunista, calificando a éste como un hombre de ejemplar consagración y servidor del régimen totalitario.
Al igual que hizo José Ramírez Cruz, conocido por “Pepe Ramírez”, durante 28 años al frente de la ANAP, Lugo Fontes en su cuarto de siglo le ha dejado a Feliz González Viego un puesto comprometido con la dictadura de los hermanos Castro. Ahora cabe esperar si le asignaran la bancada de miembro del Consejo de Estado, y otros cargos políticos y legislativos, desde los cuales los antiguos dirigentes han reprimido a los pobres de la tierra, exigiéndoles sacrificios, obediencia y sumisión al nuevo dictador.
Los que conocemos la historia del castrismo, sabemos que dicho régimen desplazó a miles de campesinos de sus tierras, los confinaron a zonas remotas, dividieron sus familias y a muchos, los convirtieron en obreros agrícolas. Lo cual contó con el apoyo y aprobación de los máximos dirigentes de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.
Tanto “Pepe” como “Lugo” encabezaron la llamada socialización de la tierra, fueron actores de la estatalización de la propiedad privada y cofundadores del mayor latifundio agrario nunca antes visto en Cuba y activos actores de los desplazamientos campesinos. Ellos, junto a González han quedado registrados en la larga lista de los que han traicionado al movimiento campesinado cubano.
El nuevo dirigente anapista, ha ascendido a la presidencia de la organización campesina por obra de la designación de “ordeno y mando” del General presidente. Estilo antidemocratico impuesto por el ex dictador jubilado, de modo que las masas campesinas no fueron consultadas, ni tuvieron la posibilidad de refrendar democráticamente su aprobación.
Félix González Viego, en su papel de guardián designado por la dictadura raulista, regenteará la ANAP, guardará lealtad faldera al nuevo dueño del país, y continuará el trabajo de punta de lanza contra el campesinado como lo hicieron sus dos antecesores, así podrá mantener su cargo no menos de 10 años, según la nueva política de cuadro aprobada por el régimen, y le servirá a éste, dándole continuidad a los más de 50 años de exterminio de la propiedad privada campesina, reducida a menos del 25% de la tierra agrícola del país.
Ernesto García Díaz
Abogado y productor privado
Coordinador de Política Agraria de Cuba Independiente y Democrática (CID) |
Última actualización el Martes, 02 de Octubre de 2012 13:32 |
La historia impura de cada día |
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Escrito por Indicado en la materia
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Domingo, 30 de Septiembre de 2012 12:12 |
Por Raúl Rivero.-
Madrid – Hay en el mundo un grupo de profesionales de la prensa que pasa por alto los inflamados debates contemporáneos sobre el futuro del periodismo en el papel, la crisis económica, los recortes de la publicidad y los desafíos técnicos de los nuevos soportes. Ellos están agobiados por asuntos de otra gravedad. De otra dimensión. Y son los hombres y las mujeres que, en Cuba, se levantan todas las mañanas a dar noticias, a dar sus opiniones, a escribir sin ordenanzas ni escoras impuestas sobre la realidad de su país.
Están ahí, en las calles y los caminos, desde hace muchos años y con su trabajo diario, su rigor y su ambición por describir la sociedad donde viven y desentrañar los torvos mecanismos que la empantanan, han dejado sin credibilidad ni espacio decente a los panfletos oficiales en su misión de vender a toda costa el dibujo vano de una nación sin geografía ni vida.
Quienes hacen en la isla el periodismo independiente, perseguidos, acorralados, denostados y en peligro permanente de ir a la cárcel mediante leyes espurias, en la intemperie y con pocos recursos, no han querido hacer una demostración fugaz de coraje con enfrentamientos al régimen.
No se proponen inscribirse en los manuales o en las antologías de consagrados del oficio. Esas personas, sujetas a todas las privaciones, los olvidos y las carencias de los marginados, lo más importante que muestran cada jornada es un respeto infinito por esa profesión y por los lectores. Un compromiso hondo, casi sobrenatural, con la honestidad en su decisión de contar la historia hora por hora.
Algunos nombres, como el de Luis Cino, Jorge Olivera Castillo, Tania Díaz Castro, Iván García, Juan González Febles, Laritza Diversent y Víctor Domínguez, son reconocibles como parte de esa corriente tenaz. Se han hecho más visibles por la calidad de sus piezas y porque algunos llevan casi dos décadas sin levantarse de la silla frente al teclado ni olvidar los lápices y los bolígrafos.
Hay representantes de ese grupo de profesionales en muchas provincias del país. La fuerza bruta y las amenazas no han impedido que el periodismo alternativo, con sus diferentes variantes y calidades, continúe su labor mediante nuevas agencias que contribuyen a mantener abierta le brecha clara en la sombra que tratan de afianzar los medios oficiales.
Por esos profesionales se conoce al detalle la verdad de lo que pasa en el escenario estancado y complejo en el que se tienen que mover los cubanos. Por sus reseñas se tiene información precisa sobre la intensidad de la represión policial en contra de los opositores pacíficos y las Damas de Blanco, y hay noticias diarias que llegan desde las grandes ciudades hasta los bateyes, las cárceles, los sitios más intrincados y apartados que están entre el Cabo de San Antonio y la Punta de Maisí.
Ellos tienen encendida esa luz.
Tomado de EL NUEVO HERALD
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