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Artigos: Latinoamérica Democrática
El Alma de los Hombres PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 28 de Diciembre de 2018 09:02

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Por Óscar E. Gastélum.- 

Menos de dos semanas de que Andrés Manuel López Obrador tomó posesión cómo presidente de lo que queda de México, el país está sumido en el caos y la incertidumbre. Los tenedores de bonos de lo que iba a ser nuestro nuevo aeropuerto revolotean como zopilotes alrededor de las finanzas públicas (y ese es apenas el primero de los problemas que tendremos que enfrentar gracias a la cancelación del NAICM); el poder judicial se tambalea ante una andanada de ataques y descalificaciones groseras orquestadas por un demagogo que, obstinado en transformarse en un autócrata sin contrapesos, atiza el resentimiento de la plebe y lo encauza en contra de uno de los tres poderes de la Unión; los propagandistas del régimen siguen escupiendo mentiras, veneno, hiel y lambisconería rastrera, al tiempo que reciben jugosos huesos como premio por sus abyectos servicios; diariamente contemplamos con impotencia el desmantelamiento irresponsable y sistemático del Estado mexicano; los inversionistas huyen con millones y millones de dólares de un país que súbitamente se volvió inestable y riesgoso; los burócratas de todos los niveles sucumben al desánimo ante el maltrato al que los están sometiendo; la violencia no cesa frente a las ocurrencias y los disparates de las nuevas autoridades, ni ante los chanclazos de las madrecitas. Y un interminable etcétera de errores imperdonables y peligrosos despropósitos se van acumulando con el paso de los días.

Como si todo esto fuera poco, cada mañana, muy tempranito, el demagogo se para frente a un puñado de desdichados reporteros y, enfundado en un traje arrugado y horroroso, baña a la nación en un viscoso vómito de mentiras, necedades y desvaríos que, de ser pronunciados por un ciudadano común, lo llevarían inevitablemente al manicomio. La situación es tan opresiva e irrespirable que mucha gente empieza a presentar signos de estrés postraumático y agotamiento emocional, algo insólito para un sexenio tan ridículamente joven. Y no, ese ejército de gente harta y asqueada ante la nueva realidad nacional no está compuesto por corruptos y sinvergüenzas aterrados ante una revuelta justiciera que amenaza con destruir sus privilegios y transformar el país para bien (de hecho ellos no podrían estar más tranquilos), sino por ciudadanos ejemplares que alguna vez soñaron con vivir en una patria más justa, libre, segura y moderna. Y que quisieran seguir construyendo un país plenamente democrático, un Estado de derecho con instituciones sólidas, capaces de combatir la corrupción y la impunidad, con servicios públicos de primera categoría que ayuden a cerrar la brecha entre ricos y pobres, y con un justo equilibrio entre libertad e igualdad de oportunidades. Gente que alucinaba la ineptitud, la pusilanimidad y la corrupción impúdica de Peña Nieto, pero que sabe muy bien que la autocracia que están construyendo el demagogo y su secta será muchísimo peor que lo que hemos vivido en este par de décadas de imperfecta e incipiente democracia.

Pero eso es precisamente lo que quiere el demagogo: desanimarnos y envenenarnos. Sepultarnos bajo un pesado alud de imbecilidad, locuras y mentiras. Atosigarnos con fealdad e insultos constantes a nuestra inteligencia. Agotarnos mentalmente. Convencernos de que su movimiento es una aplanadora invencible y de que cualquier tipo de resistencia es inútil. Volver la atmósfera irrespirable para que salgamos huyendo rumbo al exilio o nos refugiemos en la pasividad, la indiferencia, el cinismo y la apatía. Por eso hay que estar preparados y defendernos de sus tácticas. Pues no estamos frente a un mal gobierno común y corriente, como tantos que hemos padecido y sobrevivido en el pasado, sino ante un régimen potencialmente maligno, que podría precipitarnos al abismo y provocar una catástrofe de dimensiones apocalípticas. Es por ello que ni el apaciguamiento ni el colaboracionismo son opciones honorables o viables frente a un personaje como López Obrador. ¿Cómo podemos entonces enfrentarlo eficazmente? Para empezar, tenemos que impedir que el demagogo monopolice nuestra atención y nuestro tiempo. Debemos recordar constantemente que a pesar de los pesares la vida sigue siendo hermosa y digna de ser vivida, y buscar refugio en nuestros seres queridos y en nuestras pasiones: el arte, los viajes, el amor, la belleza, el deporte y todo lo que le dé sentido a nuestra existencia, y que las destructivas pezuñas del demagogo no puedan tocar. Esos respiros cotidianos son indispensables para cargar pilas y seguir combatiendo sin cuartel a este repelente y peligroso régimen.

En segundo lugar, tengamos bien presente que lo que estamos defendiendo son valores y principios sagrados e invaluables, lo mejor de nuestra civilización. Pues lo que está en juego es nada más y nada menos que la continuidad del proyecto ilustrado, hoy amenazado por la reacción y el obscurantismo de la postverdad. Nuestro deber es reivindicar la razón, la decencia, la democracia, la libertad, la verdad, el imperio de la ley, la dignidad humana, la belleza, la excelencia, el humor y la sabiduría. Y soñar con un futuro mejor, no con un pasado idealizado e irrepetible. Cuando nos sintamos desmotivados o alicaídos, pensemos en el infierno que debe ser trabajar como propagandista de López Obrador, tener que salir diariamente a justificar lo injustificable y tratar de defender, con las armas de la razón, a un ser irracional que medra con el caos y la mentira. Imaginemos lo que deben sentir quienes sacrificaron su reputación y su honor en el altar de un demagogo narcisista y cavernario. No puedo ni siquiera imaginar semejante tortura.

Y por último, tenemos que divertirnos defendiendo nuestras convicciones y luchando contra este régimen fascistoide. Sí, lo que está en juego es el futuro de nuestro país y del mundo moderno, pero lúdico no es sinónimo de frívolo ni antónimo de serio. Y es que la resistencia contra el demagogo y su secta será fresca, transgresora, irónica, divertida, juvenil e irreverente o no será. Nuestros rivales tienen por delante la pesadillesca tarea de defender a un anciano mitómano, reaccionario y todopoderoso. Nosotros tenemos la razón y la verdad de nuestro lado y todo el arsenal de la rebeldía a nuestra disposición. Ellos son los nuevos voceros del sistema, tan grises, mendaces, corrompidos y vomitivamente lambiscones como los viejos. Mientras que nosotros irradiamos el seductor y glamoroso halo de la subversión.

Sí, hoy por hoy la imbecilidad maligna y destructiva del demagogo, que está organizando una ceremonia new age para pedirle permiso a la “madre tierra” de destruirla y que acaba de pagarle sus favores electorales a Elba Esther Gordillo poniendo el futuro de millones de niños en sus garras, luce tan invencible que tiene hundida en una profunda depresión a mucha gente noble y decente. Es comprensible, pero no podemos olvidar que el mundo moderno ya ha atravesado por crisis tan o más peligrosas que esta. Imaginemos, por ejemplo, el nivel de desesperanza que sentía un ciudadano con nuestros valores a principios de 1933, cuando la civilización, cercada por dos monstruos totalitarios, parecía condenada a ser devorada por las tinieblas. Sin embargo, el mundo democrático y moderno no solamente sobrevivió a aquel infierno, sino que emergió fortalecido de la pesadilla. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para que ese triunfo de la luz sobre la obscuridad se repita en nuestros días. Pues como dijo el inmortal Thomas Paine:

«Estos son los tiempos que ponen a prueba el alma de los hombres. El soldado de verano y el patriota de tiempos tranquilos se abstendrán de prestar servicios a su país; pero el que puede resistir ahora merece el amor y agradecimiento de hombres y mujeres. La tiranía, como el infierno, no es fácil de vencer; pero tenemos este consuelo: que cuanto más duro es el conflicto, tanto más glorioso es el triunfo. Lo que nos cuesta poco, lo estimamos también en poco: es sólo lo que nos cuesta lo que da a cada cosa su valor».

Ojalá que estemos a la altura de las circunstancias. Feliz Navidad y que en 2019 veamos el principio del fin de esta tenebrosa era de barbarie y locura global…

JURISTASUNAM

Última actualización el Domingo, 03 de Febrero de 2019 02:38
 
La victoria de Bolsonaro en Brasil es mucho más que la derrota de la izquierda política PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 03 de Noviembre de 2018 02:30

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Por Jorge Hernández Fonseca.- 

Bolsonaro ha derrotado en Brasil no sólo a la nefasta política cleptómana del mayor partido marxista de América Latina, sino también, y sobre todo, al marxismo 2.0 que le era adyacente, con la defensa que quiso imponer de lo "politicamente correcto".


La victoria de Bolsonaro en Brasil es mucho más que la derrota de la izquierda política

Jorge Hernández Fonseca

28 de Octubre de 2018

La sociedad occidental actual está sólidamente marcada por la derrota política del marxismo en el terreno político, tan fuertemente como por la bien sucedida influencia del marxismo en la ideología social --el “marxismo cultural”-- llamado aquí marxismo 2.0. Esta ideología fue desarrollada por los pensadores de la “Escuela de Frankfurt”, sumando los trabajos del italiano Antonio Gramsci. El marxismo 2.0 propugna penetrar la civilización occidental cuestionando sus bases religiosas, filosóficas y culturales, para debilitarla, con vistas a --ya que fueron derrotados en el campo político-- subvertir sus valores básicos y así asestarle una derrota revanchista.


 

Bolsonaro ha derrotado en Brasil no sólo a la nefasta política cleptómana del mayor partido marxista de América Latina, sino también, y sobre todo, al marxismo 2.0 que le era adyacente, con la defensa que quiso imponer con la llamada “ideología de género”, el matrimonio homosexual, los dogmas sobre el “medio ambiente”, la lucha de la mujer contra el hombre, entre otras causas propias de las minorías que la defienden, que si bien juegan un papel importante dentro de la cultura occidental, no dejan de ser minorías que quieren imponer sus puntos de vista a los sectores mayoritarios. En síntesis, imponer lo “políticamente correcto”.


 

Muchos más que su programa político, Bolsonaro ha sabido hacer una lucha frontal --y hasta irreverente-- contra lo llamado “políticamente correcto”, que es la manera en que el marxismo 2.0 se ha impuesto en nuestra cultura occidental para apoderarse de “la” verdad, imponiendo lo que sería la visión “correcta” (se le agrega lo de políticamente, para defender la izquierda política que lo sustenta desde su base marxista) de manera a dominar desde la cultura y la filosofía social, lo que no pudieron en el aspecto político, en el que fueron derrotados.


 

Si el marxismo desde el poder --detentado en decenas de países durante decenas de años-- no consiguió generar desarrollo económico y por tanto sólo consiguió retraso en las sociedades donde fue implantado, el actual marxismo 2.0, con su impronta cultural anti-ética, con su filosofía relativista y cuestionadora de nuestras bases cristianas, mucho menos conseguirá hacer triunfar semejante filosofía del ateísmo, el relativismo moral y la imposición dogmática de principios que afrontan la exitosa sociedad occidental, incubada en largos siglos de desarrollo.


 

Pocos en Brasil saben del programa político que Bolsonaro aplicará, lo que si saben muy bien cuál es su filosofía social, de corte netamente occidental: la sociedad debe incentivar un espíritu religioso sobre la filosofía relativista despojada de espiritualidad; el estado tiene que apoyar a las víctimas, no a los delincuentes, como lo hace la izquierda local; el estado tiene que proteger la familia, no su destrucción, como incentiva la izquierda; el estado tiene que incentivar la disciplina individual, no el desorden, invasiones de tierras y edificios, que propugna la izquierda brasileña; condenar fuertemente el estupro, el robo, el latrocinio y otras manifestaciones de las cuales la izquierda brasileña ha sido más que connivente, cómplice en muchos de los casos.


 

Así, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos es algo más que la victoria de un conservador contra un “progresista”; el triunfo del Guiseppe Conte en Italia es más que el retorno de la derecha al gobierno; el acceso al poder de Mateusz Morawiecki en Polonia es mucho más que la reacción derechista de los polacos; la victoria del llamado BREXIT en Inglaterra, es bastante más que el triunfo del aislacionismo derechista de los ingleses, y así un largo y extenso etcétera, que significa el retroceso del marxismo 2.0 en nuestras sociedades.


 

De manera que, el triunfo de Bolsonaro en Brasil no es la victoria de un “ultraderechista”, como lo califica la izquierda derrotada. Es el triunfo de la sociedad occidental contra el retroceso revanchista que significa la filosofía de lo “políticamente correcto” sobre nuestros preceptos éticos y morales, procedentes de la fe cristiana y de la filosofía greco romana que nos ha hecho grandes, no sólo en la economía --que los marxistas cuestionaron equivocadamente-- sino también en el terreno de los conceptos filosóficos, éticos y morales que nos han hecho grandes.


 

 

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Miércoles, 14 de Noviembre de 2018 08:30
 
El síndrome Maradona PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 28 de Junio de 2018 14:29

Por FERNANDO MIRES.- 

Lo consiguió. Messi había hecho otra de sus maravillas: recibió el pase que le envió desde la lejanía Benegas, la bajó con el muslo izquierdo, la recogió con el empeine como si ese empeine fuese una bandeja de plata, se inclinó hacia el lado derecho y la clavó a media altura hacia el lado izquierdo, y todo eso a plena carrera, perseguido por dos nigerianos corriendo como locos detrás de él.


Entonces, el niño maleducado y consentido que vive dentro de ese gorila tatuado y gordo en que se ha convertido Maradona, no lo pudo soportar más. Tuvo lugar así la conflagración clásica de esa dualidad que caracteriza a todo conflicto psicótico: amor y odio sin posibilidad de separación. Amor paternal a Messi, su hijo futbolístico, y odio a ese hijo que hoy aparece ocupando "el lugar del padre" (Lacan), relación edípica invertida —la que merecería ser estudiada con más atención por la ciencia psicoanalítica— ligeramente esbozada por Freud en su Tótem y tabú.

Última actualización el Domingo, 03 de Febrero de 2019 02:33
 
Incertidumbres latinoamericanas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 31 de Octubre de 2018 13:16

Por CARLOS MALAMUD.-

A las puertas de 2019 y pasado el ecuador del intenso ciclo electoral en que está inmersa América Latina, la región enfrenta serios desafíos que condicionarán su futuro inmediato. Esto genera muchas incertidumbres que cruzan el continente de norte a sur y de este a oeste, y si bien básicamente éstas son políticas, también afectan el desempeño económico y la cohesión social de sus países.

Andrés Manuel López Obrador ha recibido las felicitaciones de Gobiernos afines y otros aparentemente lejanos a él. (@PartidoMorenaMx)

Muy pronto Andrés Manuel López Obrador será presidente de México. Llega al cargo con gran respaldo social y suficientes mayorías parlamentarias. Treinta días después, Jair Bolsonaro asumirá como presidente de Brasil. Y si bien uno y el otro están en las antípodas políticas, ambos encarnan fuertes deseos de impulsar un cambio radical con el orden previamente imperante. Otra cosa es que puedan concretar sus proyectos. Sin embargo, en ningún caso hay suficientes certezas como para saber a que atenernos en los meses venideros, que a ciencia cierta nos depararán muchas sorpresas.

 

Última actualización el Domingo, 11 de Noviembre de 2018 03:23
 
El impacto de López Obrador en el contexto latinoamericano PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 13 de Agosto de 2018 11:43

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

López Obrador ha echado a andar una escenificación que los cubanos y venezolanos conocemos muy bien. Procura vestirse de oveja, cuando la “pata peluda” se le nota a distancia. Ya el cuento del izquierdista “no” comunista y “bueno” lo viví en Brasil cuando Lula da Silva. También fui engañado por el discurso “redentor, pero prudente” que ahora ensaya Obrador. “No hay almuerzo gratis”, aunque es claro que el inicio será de “paz y amor”, como lo fue el de Lula.

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Hay circunstancias que probablemente propicien un “buen gobierno” del izquierdista de estreno, pero lo que si no será aceptable es la materialización de su política exterior apoyando a Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela y Castro-Canel en la Habana. “La cabra siempre tira al monte” y la pata peluda de Obrador se verá con más claridad cuando su política exterior comience (de inmediato) el salvataje del desastre izquierdista de Latinoamérica.

Última actualización el Lunes, 27 de Agosto de 2018 13:29
 
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