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Artigos: Latinoamérica Democrática
La corrupción y el voto del miedo marcaron la campaña para la segunda vuelta en Brasil PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 24 de Octubre de 2014 10:56

Por Rogelio Núñez.-

La campaña para la segunda vuelta en Brasil ha estado marcado por las acusaciones de corrupción y las apelaciones al voto del miedo. Una campaña que estuvo caracterizada en sus primeros días por las alianzas y la búsqueda de apoyos. Luego se inició un periodo mucho más duro, el de la “guerra sucia”, las acusaciones mutuas de corrupción y los llamamientos al voto del miedo.

Dilma Rousseff y Aécio Neves pusieron sus respectivas miras en el 21% de votos que se inclinaron por Marina Silva. Dilma apelando a que en parte puede ser un voto de izquierdas y Aécio en que es la expresión de un voto anti-PT y favorable al cambio.

En esa pelea por conquistar el voto del PSB y de Rede, las dos fuerzas en las que se sostenían a Marina Silva, Aécio tuvo más éxito: el PSB se sumó a otras tres agrupaciones que ya anunciaron su apoyo a la postulación de Neves, entre ellas el Partido Popular Socialista (PPS), que integró la coalición que respaldó la candidatura de Silva.

Idéntica decisión anunciaron dos de los candidatos derrotados en la primera vuelta electoral -Eduardo Jorge, del Partido Verde (PV), y Pastor Everaldo, del Partido Social Cristiano (PSC), quienes recibieron sumados el 1,36 por ciento de los votos.

El ex candidato socialista a vicepresidente, Beto Albuquerque, afirmó que el restablecimiento de la alianza con el PT resultó imposible después de los ataques lanzados por Rousseff a Marina Silva durante la campaña hacia la primera ronda de las elecciones. “Ver los desperfectos de los demás es una costumbre del PT. En la campaña, lo único que hizo el partido fue mentir, ofender y lanzar calumnias contra nosotros desde el inicio”.

Fue una durísima campaña

Una vez construido el campo de batalla, comenzó una guerra que ha sido más dura que la que tuvo lugar en 2006 y en 2010, e incluso que en 2002, cuando el PT desalojó del poder al PSDB de Fernando Henrique Cardoso.

RÍO DE JANEIRO (BRASIL), 30/09/2014.- EFE/Ichiro Guerra/CAMPAÑA DILMA 13/SOLO USO EDITORIAL

Dilma Rousseff, en busca de la reelección

¿Por qué ha sido tan dura?

Porque el oficialismo, en este caso el PT, nunca había partido en una segunda vuelta con tan poca ventaja: en 2006 Lula da Silva reunió el 48% del respaldo en primera vuelta y en 2010 Dilma Rousseff el 46 con 14 puntos de ventaja sobre José Serra.

La presidenta partió con solo el 41%, con Aécio a ocho puntos y el electorado de Marina Silva mayoritariamente partidario de apostar por el líder del PSDB y no por el PT.

Por esa razón, y porque el ataque frontal contra Marina Silva le fue muy bien a Dilma en la primera vuelta, desde el inicio comenzó por parte del PT un guerra sin cuartel. Guerra que SE SOSTUVO en varios pilares en el caso del oficialismo:

En primer lugar, una apelación al voto del miedo traducido en que Aécio Neves y el PSDB, herederos de Cardoso, van a acabar con los planes sociales puestos en pie por el lulismo y van a privatizar Petrobras.

Dilma, para atraer el voto del Nordeste, donde ella arrasa, ha acusado al PSDB y a Aécio de “elitista”, y además recuerda que “el otro candidato habla que va a mejorar las cosas. ¿Por qué no lo hicieron antes?  Es mi pregunta. Y porque cuando pudieron hicieron u programa Bolsa Familia muy pequeño, así de pequeño”.

En segundo lugar, la maquinaria del PT no solo ha movilizado a su electorado como lo hizo en primera vuelta y ha tratado de demostrar que la corrupción es también una característica de la oposición. Ha hecho así referencia al llamado “mensalao” (compra de votos) en Minas Gerais, de donde fue gobernador Neves o a la construcción de un aeropuerto en terreno de la familia del candidato presidencial.

SAO PAULO (BRASIL), 07/10/2014.-EFE/Aaron Cadena Ovalle

Aécio Neves, líder del PSDB

En una entrevista reciente Clovis Rossi apuntaba que Marina Silva “cayó porque fue atacada salvajemente por la campaña de Dilma. El debate parece haber sido inocuo para todos los candidatos. Si el ataque frontal funcionó, ¿por qué cambiar?”.

Y en tercer lugar, Lula ha lucido en esta segunda vuelta mucho más que en la primera.

Al expresidente le resultaba difícil atacar a una exministra de su gobierna con una vida admirable de lucha y penalidades. Pero atacar a la “derecha” le es más connatural.

Como señala Peter Hakim en Infolatam, “además de su ventaja de ocho puntos, Dilma llega con una lista de otras ventajas. La mas inestimable es el apoyo del ex presidente Lula da Silva – el político más popular de siempre, de Brasil. Incluso las personas a las que no gusta Dilma son reticentes a votar contra de la heredera política escogida a dedo por Lula. Además, su equipo de campaña ha sido agresivo y eficaz. Rápidamente identificó las debilidades de Marina Silva en la estrategia electoral, en el programa, y en la retórica, y sistemáticamente la atacaron, a menudo con una crítica exagerada y a veces con acusaciones patentemente falsas (que hoy parecen ser características de las campañas para ganar)”.

Los movimientos de Aécio

Aécio, por su lado, ha enfilado sus baterías contra un gobierno rodeado de escándalos de corrupción (desde el mensalao de 2005-2006 al actual de Petrobras) y que se ve golpeado por una situación de parálisis económica (alta inflación y recesión técnica).

SAO PAULO (BRASIL), 17/10/2014.- EFE/Sebastião Moreira

Aécio Neves con Marina Silva

Quizá por esas razones, al inicio de la carrera hacia Planalto, Aécio empezó por delante en las encuentas y recogió el voto por el cambio, que encarnara Marina Silva, y el antilulista que tradicionalmente ha sostenido el PSDB.

Además, hizo movimientos muy inteligentes, sobre todo acercándose a Marina Silva hacia la que ha tenido gestos muy significativos y ha conseguido encarnar el voto por el cambio.

Neves aceptó la mayoría de las propuestas formuladas por la ecologista Marina Silva como condición para brindarle su apoyo en la segunda vuelta.

Así Neves, que ya había obtenido el respaldo de la familia de Eduardo Campos (clave para arrastrar votos en Pernambuco),  asumió los compromisos que le pedía Silva (protección a los indios, el mantenimiento de los programas sociales, el impulso de una reforma política y el ‘cuidado de la naturaleza’, mantener los programas de asistencia a los pobres desarrollados por el Gobierno de Rousseff).

Eso y ser no solo el candidato del cambio sino también el de la reactivación económica le han mantenido en lo más alto de las encuestas o bien superando a Dilma o pegada a sus talones.

 
Elecciones 2014 en Brasil. Un análisis PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 18 de Octubre de 2014 23:18

Por Jorge Hernández Fonseca.-

En estas condiciones, es de esperar el triunfo de Aécio Neves en el venidero segundo turno de la elección presidencial a celebrarse el domingo 26 de Octubre.


Elecciones 2014 en Brasil. Un análisis

Jorge Hernández Fonseca

7 de Octubre de 2014

Se acaba de escenificar la primera vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas, de altos y bajos entre los presidenciables en medio de un proceso sorprendente, donde la actual presidenta, Dilma Rousseff, arriesga su cargo junto a la hegemonía de su partido, el Partido de los Trabajadores, PT, que durante 12 años ha dado las cartas en el Palacio de Planalto.

La primera sorpresa la dio Marina Silva, vice-presidente en la chapa del candidato por el Partido Socialista Brasileño, PSB, Eduardo Campos, al tener que asumir la aspiración presidencial por la muerte trágica en un accidente de aviación del candidato principal y así pasar a romper todos los records de intenciones de votos, llegando a sobrepasar por 10 puntos porcentuales a Dilma Rousseff, la candidata líder hasta ese momento. El segundo colocado, Aécio Neves, del Partido Social Demócrata Brasileño, PSDB, se vio relegado a un tercer puesto, bien distante de los lugares cimeros de la disputa presidencial, a poco más de un mes del primer turno electoral.

La segunda sorpresa fue la continuada y rotunda ascensión de Neves durante el último mes de campaña, hasta empatar y sobrepasar a Marina Silva, que desde su favoritismo comenzó un proceso de pérdida de intenciones de votos, que terminó por eliminarla del segundo turno.

En la meteórica preferencia primero --y el declinar posterior de la candidata Silva-- existen varios factores que es del caso analizar. Marina Silva parecía concentrar las esperanzas de la población brasileña que salió a protestar contra los desmanes económicos que Brasil observó atónico durante la organización de la Copa del Mundo de 2013, así como todo el rencor contenido contra el PT de Dilma Rousseff, responsables ambos por ese estado de cosas.

De la euforia inicial al asumir la candidatura presidencial, la opinión pública del Gigante Sudamericano pasó al desencanto al observar una Marina Silva que no conseguía defenderse de los virulentos ataques desde los dos principales partidos adversarios, que reaccionaron de forma dura y directa al asenso electoral de Silva, usando argumentos poco ortodoxos.

Estos ataques pusieron de manifiesto dos aspectos de la personalidad de la candidata del PSB, que provocaron en el electorado la decisión de retirarle su apoyo. Por un lado, la extrema fragilidad demostrada escenificando el papel de víctima, al ir a las lágrimas por los ataques que le hiciera su anterior amigo y correligionario Lula da Silva, que si bien demostró una sensibilidad extrema con los asuntos públicos, es una debilidad que un presidente de la República de ninguna manera puede darse el lujo de mostrar en público. Por otro lado, Marina Silva no se defendía de los ataques, aduciendo que no participaría de la guerra sucia que le habían impuesto.

Paralelamente a estos aspectos, hubo factores objetivos, como el insignificante tiempo de televisión de su candidatura (Silva 2 minutos, Aécio 4 minutos y Dilma 11 minutos; en Brasil, el tiempo de propaganda electoral en TV se distribuye en proporción al número de congresistas electos por el partido en las elecciones anteriores); esto, sumado al hecho de que el programa de gobierno del PSB --que ahora llevaba a Silva como candidata-- tenía puntos polémicos propuestos por el candidato fallecido -- no por Silva-- razón por la cual sufrió cambios importantes, lo que fue aprovechado por sus adversarios para mostrarla como “inconsistente”.

Como telón de fondo de este proceso electoral hay que señalar dos aspectos que permean toda la campaña: primero, hay un sentimiento anti PT en prácticamente todo el electorado informado del país, a partir de los escándalos de corrupción que este partido viene escenificando desde el primer mandato de Lula da Silva con el “mensualón”, pasando por los turbios manejos en las inversiones en la Copa del Mundo, que llegan hasta hoy con otro Mega escándalo en Petrobrás.

En paralelo --y como consecuencia de lo anterior-- hay un fuerte espíritu de “cambios” en todo el país, lo que había sido tomado como bandera de campaña de Silva. Llegado a este punto es importante decir que el candidato contra Dilma Rousseff en el segundo turno, Aécio Neves, es el más preparado entre todos los candidatos (incluyendo a la actual presidenta) para ocupar la presidencia de Brasil. Es un hombre de 46 años, que ha sido gobernador por dos mandatos --y con mucho éxito-- de uno de los mayores y más ricos estados del Brasil, Minas Gerais; que ha sido diputado, senador y presidente del Parlamento brasileño, nieto además del Tacredo Neves, el primer presidente democráticamente electo después de la dictadura militar.

Lo que sucederá en el segundo turno será un reflejo de lo sucedido hasta ahora en un electorado que como se ha visto, reaccionó muy rápidamente ante las fragilidades de Silva, a pesar de reconocer sus méritos asociados a la honestidad y la ética. También hay aspectos que cumplir, relativo a la probable alianza entre Neves y Silva con vistas al pleito definitivo.

Cuando esto escribo se sabe que ya Neves ha enviado emisarios a pactar con Silva una unión para el segundo turno, que Silva exige ser sobre bases programáticas, lo que el partido de Neves está dispuesto a aceptar. Se sabe también que este acercamiento ha incluido la propuesta de Neves hacia Silva, de nombrar a la ambientalista como una futura Canciller “verde”, al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, aspecto destacado de la negociación.

En caso de prosperar las gestiones de acercamiento de posiciones de Neves y Silva, hay muchas posibilidades de que gran parte del electorado de Marina Silva pase a votar por Neves en el segundo turno. Hay sectores dentro el partido que llevó a Silva al primer turno, que propugnan un acercamiento a Rousseff, en cuyo caso sería muy probable la salida del partido de la candidata, pero ciertamente el volumen electoral que capitaliza Silva actualmente es incomparablemente mayor que el que pudiera congregar el partido que la acogió candidata.

En estas condiciones, es de esperar el triunfo de Aécio Neves en el venidero segundo turno de la elección presidencial a celebrarse el domingo 26 de Octubre. Para los cubanos, este triunfo representaría un paso adicional hacia la democratización de Cuba, porque quien esto escribe, fue interlocutor de una conversación entre Aécio Neves y una ilustre visitante cubana al Brasil durante 2013, cuando el candidato prometió, que si en estas elecciones resultaba electo como futuro presidente de Brasil “haría cambios sustanciales en las relaciones con la Cuba actual”.

Artículos de este autor pueden ser encontrados en http://www.cubalibredigital.com

 
La corrupción en Petrobras lastra la campaña electoral de Rousseff PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 12 de Octubre de 2014 12:21

Por

Cuando faltan dos semanas para la definitiva elección presidencial en Brasil, y los dos candidatos, la actual presidenta, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), y el senador Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), aparecen empatados en los sondeos, una oleada de sospechas y acusaciones de corrupción ha sacudido una campaña electoral ya de por sí convulsa. El que fue director de abastecimiento de la mayor empresa pública brasileña, la petrolera pública Petrobras, Paulo Roberto Costa, testificó esta semana ante el juez que en esta compañía existía un sistema de sobornos institucionalizado y que el PT se embolsaba entre el 1% y el 3% de todos los contratos que se ejecutaron desde 2004 a 2012. Lo mismo asegura el cambista, experto en blanquear dinero y socio de los negocios turbios de Costa, Alberto Youssef: “Por lo que yo recuerdo, no había empresa que en la época dejara de pagar”.

Tanto Costa como Youssef se ven obligados a delatar para salvar su propia piel y no pasarse lo que les queda de vida en la cárcel: están detenidos y acusados, entre otras cosas, de enriquecimiento ilícito y blanqueo de dinero. Al mismo Costa le fue descubierta una cuenta en Suiza con más de 18 millones de euros, y la policía tiene pruebas de la relación de Yousseff con varios negocios de Costa; también de que recibió dinero de empresas relacionadas con la petrolera. Ambos han llegado a un acuerdo con el juez: si testifican y dan información sobre el sistema de corrupción que, según sus afirmaciones, atravesaba todo el esquema de Petrobras, su pena bajará de los previsibles 40 años que les esperaban. Rousseff fue presidenta del consejo de administración de la petrolera.

La primera bomba-testimonio fue revelada hace varias semanas por la revista Veja, donde se aseguraba que Costa acusaba ya a más de una decena de políticos brasileños, incluidos diputados, senadores y exministros, de apropiarse de parte del dinero de la petrolera. Ahora, la delación va un paso más allá. Yousseff explica que tanto él como Costa se citaban, entre otras personas, con el tesorero del PT para entregarle la parte que reclamaba este partido. “Nos reuníamos en hoteles de Río de Janeiro o de São Paulo, o en la propia casa del, por decirlo así, agente político. Allí tratábamos de las cuestiones de las empresas que iban a participar en los concursos”, cuenta Yousseff. Es decir, las empresas pagaban “un peaje” a cambio de hacerse con un contrato millonario. Las cifras marean. Por ejemplo, en la construcción de la refinería de Petrobras en Pernambuco, en el nordeste de Brasil, según el testimonio de Yousseff, se pagaron cerca de 68 millones de reales (23 millones de euros) en sobornos. La prensa brasileña calcula que por este sistema se han desviado, en total, más de 10.000 millones de reales (más de 3.000 millones de euros).

Tanto Costa como Youssef se ven obligados a delatar para salvar su propia piel y no pasarse lo que les queda de vida en la cárcel

Yousseff va más lejos y asegura que un grupo de diputados presionó en 2004 al por entonces presidente Lula para que colocara al frente de la dirección de abastecimiento a Costa, a base de bloquear iniciativas parlamentarias. “En la época, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se volvía loco, y tuvo que ceder finalmente y colocar en el cargo a Paulo Roberto Costa”. En una reunión con sindicalistas en São Paulo, el propio Lula negó el jueves estos hechos: “Estoy hasta el gorro de denuncias de corrupción en vísperas de elecciones”. Y añadió: “Siempre es lo mismo: llegan las elecciones y aparecen las denuncias, y nadie necesita probar nada”.

Arlindo Chinaglia, un diputado del PT, especificó que en los tres meses que antecedieron al nombramiento de Costa, en 2004, el congreso brasileño, lejos de estar parado, presentó y aprobó un número considerable de enmiendas. De esta manera trató de desmontar el argumento de Yousseff (y de paso, sembrar la duda en torno a toda la delación).

De cualquier modo, las acusaciones de corrupción que envuelven al PT, que se mantiene en el poder desde hace 12 años, marcan y marcarán el paso de la campaña electoral, del duelo entre Rousseff y Neves, que acaba el próximo domingo 26 de octubre. Rousseff acusa a la candidatura de Neves de espolear estas delaciones y de utilizarlas como munición electoral envenenada. “Qué extraño que esto siempre salga cuando faltan dos semanas para que la población vote”, dijo ayer, haciéndose eco de las declaraciones de Lula. Neves, por su parte, replicó: “Lo extraño son las delaciones mismas. Eso prueba que han robado en la mayor empresa del país. Y la presidenta no se indigna con eso, sino con el hecho de que se denuncie ahora”

EL PAÍS; ESPAÑA

 
Brasil Elecciones: Dilma Rousseff y los retos del “lulismo” PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 04 de Octubre de 2014 12:33

Por Rogelio Núñez.-

La hegemonía del PT y del “lulismo” se ponen en juego en estas elecciones presidenciales, con Dilma Rousseff como candidata a la reelección. Nunca antes desde 2002 el predominio del oficialismo lulista había estado tan en entredicho con el ascenso del fenómeno Marina Silva.

(Especial para Infolatam por Rogelio Núñez)-. Lula da Silva, que sabía mucho de derrotas (su asalto a Planalto fracasó en 1989, 1994 y 1999), también fue muy hábil a la hora de construir un proyecto de poder nucleado en torno a su partido, el PT, y del que formaban parte otras fuerzas brasileñas, en especial el PMDB.

Tras una gestión (2003-2010) marcada por el crecimiento económico e importantes políticas sociales, fue capaz de elegir a su sucesora, Dilma Rousseff, y hacer algo que en política es muy difícil, llevarla a la presidencia apoyada solo en el carisma de Lula.

Los talones de Aquiles de Dilma

Hasta 2013 todo indicaba que Dilma era imbatible debido a su alta popularidad y a la marcha, más o menos consistente, de la economía.

Sin embargo, desde que ese año explotaron las protestas a raíz de a celebración de la Copa Confederaciones, el gobierno de Dilma entró en una espiral de problemas y en una pendiente descendente.

Lula y Dilma en el Encuentro del PT

Lula y Dilma en el Encuentro del PT

El primero de esos problemas es su incapacidad para encontrar una vía adecuada para dar cauce al malestar ciudadano.

A su falta de carisma, une su actual poca credibilidad que escándalos como el de Petrobras no ayudan a restaurar.

La presidenta fue consciente ya en 2013 del problema (“esas manifestaciones fueron fruto de dos procesos: la democratización y el crecimiento. El crecimiento del salario, del empleo, del crecimiento de las políticas sociales que elevaron a la clase media a millones de personas. Esas personas que salieron de la miseria tenían reivindicaciones relacionadas con cuestiones de salud, de educación, de movilidad urbana”), pero no ha encontrado cómo darles respuesta.

Programas como “Más Médicos” no parecen una solución integral y la propuesta de un referendum para la reforma política está pendiente desde el verano de 2013 y no ha avanzado un milímetro.

El segundo problema que afronta Dilma es que no ha sabido construir una alternativa integral al reto de Marina Silva, algo que puede profundizarse en la segunda vuelta.

Hasta ahora solo ha sido capaz de apelar al voto del miedo y al carisma de Lula da Silva. Las alusiones a experiencias anteriores frustradas (Janio Quadros o Collor de Melo) o a caer en la ingobernabilidad son constantes en Dilma para quien “en democracia no se puede gobernar sin los partidos políticos” y que “siempre” que eso se intentó “se cayó en las más negras dictaduras”.

“Decir que se gobernará con los buenos no se sustenta frente a la realidad”, sostiene Dilma para quien “todo el mundo quiere gobernar con los buenos… en una democracia no se puede prescindir de los partidos”, pues se corre el riesgo de arrastrar al país a “otra dictadura” o “entregarlo a los más poderosos, a los más ricos”.

dilma rousseff

Dilma Rousseff es presidenta de Brasil desde 2011

La actuación de la maquinaria del PT y la apelación al voto del miedo han dañado a Marina Silva que ha caído del 34% de intención de voto al 25%, pero sigue faltando un proyecto país y un plan de reformas por parte de Dilma Rousseff.

“Al menos por ahora, la feroz ofensiva del PT contra Marina está surtiendo efecto. Habrá que esperar a ver si en la recta final la campaña del miedo de Dilma no le juega en contra”, alertó al diario La Nación de Argentina David Fleischer, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Brasil.

Además del voto del miedo, Dilma acude a un viejo conocido, su mentor, Lula da Silva.

El expresidente sigue teniendo mucho predicamento y se ha convertido casi en la única arma de Dilma para contrarrestar a Marina que en el balotaje va a atraer hacia ella el voto anti-PT que en primera vuelta se refugió en el PSDB.

“Estoy contra Silva porque ella va a terminar mostrando las inconsistencias de un programa de gobierno hecho a 500 manos por economistas que dicen muchas bobadas”, ha dicho Lula.

El reto económico

Y el tercer problema de Dilma es una economía que no ha sido capaz de hacer despegar desde que asumió la presidencia.

La economía brasileña cayó en el segundo trimestre de este año un 0,6 por ciento. Por ser el segundo período trimestral con crecimiento negativo, ya que el primero (enero- marzo) también registró un valor negativo (-0,2 por ciento), los especialistas lo califican como “recesión técnica”.

Eliane Cantanhede (analista diario Folha): “La diferencia pró-Marina en São Paulo es de 14 puntos en primera vuelta y de 25 en segunda y ella tiene a su favor los errores de Dilma en economía. No es atacando a Neca Setúbal (asesora de Marina y accionista de Itaú) como el PT va revertir eso”.

Esto ha llevado a que en plena campaña se anuncie el final de la hegemonía de Guido Mantega en Economía. La presidenta brasileña ha adelantado que no formará parte de su Gobierno si gana las elecciones. Mantega ha sido ministro 
de Hacienda desde 2006, con Lula da Silva.

La gran duda es si apelando al “voto del miedo” y al carisma de Lula, Dilma pueda parar a una Marina Silva que va a ser receptora del voto antipetista en la segunda vuelta. Hasta ahora le ha dado resultado pero en una segunda vuelta se vuelven a “barajar las cartas”.

Como señala la analista Eliane Cantanhede, “la diferencia pro-Marina en São Paulo es de 14 puntos en primera vuelta y de 25 en segunda y ella tiene a su favor los errores de Dilma en economía. No es atacando a Neca Setúbal como el PT va revertir eso”.

 
Brasil: el desafío es abrirse al mundo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 16 de Septiembre de 2014 10:44

Por Peter Hakim.-

Los brasileños deberían estar muy contentos con la conducción de la política exterior de su gobierno en las últimas dos décadas. Brasil se ha convertido en un centro de poder regional en América Latina, desafiando el viejo predominio de los Estados Unidos. El tamaño mundial de Brasil se ha tornado impresionante. Su vieja aspiración a la condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU puede estar próxima. Sus exportaciones se han más que duplicado desde 2000, un ritmo más que el doble de la media mundial. Por supuesto, el país ha cometido errores y sufrido reveses en los asuntos internacionales, pero eso pasa también a otros países.

Hoy el reto más apremiante para Brasil es la reforma de sus políticas económicas y su comercio exterior para que le ayuden, y no obstaculicen, los esfuerzos para revertir la debilidad económica actual y lograr un crecimiento económico más sólido, manteniendo baja la inflación. Los cambios en la política interna serán cruciales, pero el gobierno brasileño tiene qué decidir si no llego el momento de abrir su economía – reduciendo las barreras a las importaciones y convirtiendo a Brasil en algo más atractivo para los inversores internacionales.

El comercio exterior de Brasil ya representa alrededor del 20% de su Producto Interno Bruto (PIB), una de las proporciones más bajas del mundo. Compare esto con el 60% en México y Chile, y el 40% o más de cualquier otro país del Brics -. China, Rusia, India y Sudáfrica. Hay muchos otros indicadores de la insularidad del país. Mercosur, comercialmente disfuncional, sigue siendo su principal alianza comercial. Fuera de América del Sur, el país sólo tiene acuerdos de libre comercio con tres pequeños países de Oriente Medio. En contraste, México y Chile tienen cada uno, acuerdos de libre comercio con más de 40 países.

Brasil se mantiene al margen en cuanto su competitividad internacional se ve amenazada y mas a raíz de dos nuevos pactos de libre comercio (llamados pactos Mega debido a su tamaño, importancia y usuarios totales), uno entre la Unión Europea y los Estados Unidos y el otro que abarca a EE.UU., Japón, Corea del Sur y México, y una docena de otras naciones de Asia y América Latina. Mientras tanto, las negociaciones comerciales entre el Mercosur y la UE, iniciadas en el año 2000, permanecen estancadas.

BRASILIA (BRASIL).- 07/12/2012.-EFE/ Antonio Lacerda

Los presidentes de Bolivia, Evo Morales; de Uruguay, José Mujica; de Brasil, Dilma Rousseff, y de Argentina Cristina Fernández

Entre vecinos. Un segundo desafío para Brasil es la gestión de sus relaciones en América del Sur (y América Latina). Es evidente que cualquier noción de una mayor unidad política y económica en la región sigue siendo un objetivo lejano. Económicamente América del Sur se divide en dos bloques. Uno incluye a los siete miembros de pleno derecho, además de los miembros del Mercosur. El otro incorpora los tres países más abiertos en el continente (Perú, Colombia y Chile) que, junto con México, forman la Alianza del Pacífico. Políticamente los países están divididos por disputas históricas, diferencias ideológicas y diferentes agendas nacionales. Un pequeño número de países, encabezados por Venezuela, es abiertamente hostil a los Estados Unidos, mientras que otros se definen a sí mismos como aliados de Washington.

Brasil es claramente el jugador dominante en América del Sur, pero no asume en el día a día ese liderazgo. Por lo general, se queda al margen, permitiendo que los acontecimientos tomen su propio curso. Cuando toma la iniciativa, Brasil no siempre consigue que los demás acepten su autoridad y dirección. Mostró un interés limitado en la resolución de conflictos entre países vecinos, se abstuvo mucho de decir o hacer cualquier cosa sobre las violaciones de los derechos humanos o sobre el Estado de Derecho en la región y se negó a liderar temas como el cambio climático y cooperación energética.

Preguntas. Las preguntas son directas para Brasil. ¿Brasil puede y debe aspirar a un papel de liderazgo más ambicioso, o será apenas el primero entre iguales? ¿Hay alguna perspectiva de América del Sur de poner en marcha un genuino esquema de integración real – o incluso una forma más flexible de coordinación regional? ¿Brasil debería perseguir alguna de estas cosas?

El tercer desafío es el de Brasil en el escenario mundial, donde es considerado un actor influyente, a pesar de su modesta potencia económica y militar y su distancia de los centros de conflicto y crisis. Para sustentar su papel internacional Brasil necesita dejar clara su posición sobre temas globales críticos y comenzar a participar de manera más consistente en estos asuntos.

A pesar de su compromiso con el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos, Brasil es visto internacionalmente como un defensor confiable de la no proliferación. Se resistió a las inspecciones intrusivas de sus propias instalaciones de procesamiento y continúa apoyando el programa nuclear de Irán.

Aunque Brasil ha dado grandes pasos en muchos temas ambientales, continúan las preocupaciones con respecto a su gestión de los vastos territorios inexplorados de la Amazonia y las enormes reservas de petróleo en aguas profundas del país.

La credibilidad de Brasil en temas de democracia y derechos humanos también está en cuestión. Nadie duda de su compromiso con la democracia en el país, pero Brasil a menudo parece indiferente a la represión en otros países. Aunque el país ha condenado rápidamente el derrocamiento de presidentes en Honduras y Paraguay (tal vez con exceso de celo), estuvo en general poco interesado en las continuas violaciones de la práctica democrática y de los derechos fundamentales en otras naciones latinoamericanas. Las tímidas y ambivalentes reacciones de Brasil a los acontecimientos en Siria y Crimea parecen incongruentes con su censura de los ataques israelíes en Gaza.

Por último, el malestar actual de las relaciones entre Estados Unidos y Brasil es una prueba particularmente difícil. Durante algún tiempo Brasil estuvo alejado de Washington y trató de reducir la influencia estadounidense en América Latina. No se resolvieron las diferencias. Los dos países no han firmado ningún pacto económico importante en tres décadas. Ninguno de ellos parece dispuesto a cambiar sustancialmente una relación que es generalmente amistosa pero marcada por una cooperación limitada, desacuerdos considerables y algunos encuentros desagradables.

Tensiones recientes – especialmente sobre las conversaciones nucleares de Brasil con Irán y las revelaciones de espionaje estadounidense en Brasil – paralizaron virtualmente las relaciones diplomáticas y revelaron que esta relación es frágil y problemática. Ahora es necesario tomar medidas para evitar que empeore, tratar de resolver sus diferencias y reconstruir las relaciones. Las ambiciones más grandiosas que impliquen nuevas asociaciones o alianzas estratégicas que a menudo estaban presentes en la retórica de los dos países deben guardarse para más tarde.

INFOLATAM

 
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