La crisis política de EEUU |
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Escrito por Indicado en la materia
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Domingo, 20 de Octubre de 2013 18:45 |
Por Andrés Oppenheimer.-
El gobierno de Estados Unidos, que suele dar cátedra a otros países sobre cómo deben manejar sus asuntos, haría bien en aprender algunas lecciones de otras naciones para poder evitar situaciones como su bochornoso cierre parcial del gobierno de la semana pasada.
Se que esto será un anatema para los legisladores ultraderechistas del Tea Party que provocaron el cierre del gobierno y casi causaron un default de la deuda de Estados Unidos, pero Washington podría aprender algunas lecciones valiosas de México, uno de los países que los extremistas del Tea Party aborrecen con mayor pasión.
De manera semejante a lo que ocurre en Estados Unidos, México venía sufriendo desde hace tiempo una parálisis política que le impedía aprobar cualquier ley medianamente importante en el congreso.
En el caso de México, era un problema estructural debido al hecho de que el país tiene un sistema de tres partidos políticos, en el que todas las iniciativas del partido que estaba en el gobierno eran sistemáticamente bloqueadas por los dos partidos que estaban en la oposición. Los actores cambiaban, pero el sistema de "dos contra uno" mantenía al país paralizado.
Eso fue así hasta diciembre de 2012, cuando bajo la presión de una opinión pública cada vez más frustrada, los tres partidos políticos más grandes de México firmaron el “Pacto por México”, un acuerdo de 95 puntos destinado a quebrar la parálisis estructural del Congreso y aprobar varias reformas fundamentales.
Entre los objetivos más importantes del Pacto por México estaban las reformas educativa, de telecomunicaciones, fiscal y energética. Las dos primeras ya han sido aprobadas, y la semana pasada, la cámara baja del Congreso aprobó una muy debatida reforma fiscal.
Es cierto que el Pacto por México aún está a mitad de camino, y que muchos están descontentos con algunas de sus reformas. Incluso es posible que el pacto pueda morir cuando el congreso se decida a votar la reforma energética, quizás la más peleada de todas.
Pero aun cuando el Pacto por México desapareciera hoy, ya habrá logrado mucho más de lo que ha conseguido el Congreso de Estados Unidos en los últimos años, que es prácticamente nada.
La semana pasada, el acuerdo en el congreso estadounidense para reabrir el gobierno solo pateó el problema para adelante, hasta un nuevo plazo que vence el 15 de enero.
Estados Unidos podría necesitar urgentemente un pacto político parecido al de México, o - si eso no es posible - una reforma política más de fondo.
Washington tiene un problema político estructural: su normas electorales han degenerado en un sistema que recompensa a los extremistas, y castiga a los moderados.
Bajo el actual sistema de primarias presidenciales, por ejemplo, los republicanos empiezan su proceso de selección de candidatos presidenciales en Iowa, donde una población relativamente pequeña de votantes ultraconservadores hace que todos los candidatos republicanos se deban hacer campañas de ultra-derecha. ¿Por qué no hacer primarias el mismo día en todos los estados del país, para tener así una mayor representación geográfica?
De la misma manera, bajo el actual proceso de elección de diputados en el congreso, gracias a un proceso conocido como “gerrymandering” (manipulación de los distritos electorales), casi todos los distritos parlamentarios del país son uniformemente de un solo partido.
Como resultado, casi todas las bancas del Congresos son “seguras”, y hay poca competencia política entre los dos partidos, lo que permite que los extremistas dentro de cada partido - que son los más activos políticamente - tengan un peso desmesurado en la elección de los congresistas. ¿Por qué no rediseñar los distritos para que haya una mayor competencia política?
El ex presidente chileno Ricardo Lagos, uno de los más analistas políticos más inteligentes que conozco, me dijo en una conversación telefónica que Estados Unidos podría beneficiarse de una reforma política como la del Pacto de Moncloa de España en 1977.
“En España, el Congreso que se iba se hizo el harakiri y dijo que el próximo parlamento va a ser constituyente", me dijo Lagos. En el caso de Estados Unidos, el Congreso podría hacer eso, o podría designar una comisión autónoma de alto nivel para rediseñar los distritos electorales, agregó.
“Cuando en 200 anos se escriba sobre el inicio del fin de Estados Unidos, puede que se acuerden de lo que pasó la semana pasada”, dijo Lagos. “Si no hay una reforma política, vamos a tener el mismo espectáculo el 15 de enero”.
Mi opinión: Estoy de acuerdo. Contrariamente a la opinión generalizada, el cierre del gobierno de la semana pasada no fue un problema de personalidades despistadas, sino que fue causado por reglas electorales que generan candidatos despistados, o que los obligan a serlo.
Si no hay un pacto político o una reforma fundamental para terminar con distritos electorales unipartidarios y elecciones primarias geográficamente arbitrarias, me temo que veremos el mismo espectáculo vergonzoso —y potencialmente catastrófico— el 15 de enero, y muchas veces más.
Read more here: http://www.elnuevoherald.com/2013/10/19/v-fullstory/1595095/la-crisis-politica-de-eeuu.html#storylink=cpy
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Ganadores y perdedores en Siria |
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Escrito por Tomado de INFOBAE
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Domingo, 15 de Septiembre de 2013 10:31 |
Por Carlos Alberto Montaner.-
Todo puede cambiar súbitamente. La capacidad del bicho humano para agravar los problemas es casi infinita. También, de vez en cuando, consigue aliviarlos. Sin embargo, cuando escribo esta crónica las percepciones actuales del conflicto sirio permiten forjar una lista provisional de “ganadores” y “perdedores”.
Advierto que el juicio de la posteridad puede ser diferente. Harry Truman salió de la presidencia americana con un enorme rechazo y hoy se le tiene, justamente, como un gran presidente. Sin su firmeza, probablemente Estados Unidos no hubiera ganado la Guerra Fría muchos años después de terminado su mandato. Creyó en la estrategia de la contención y cavó las trincheras que permitieron resistir el espasmo imperial de los soviéticos.
Veamos la breve lista.
Pierde Barack Obama. No castigó a los sirios cuando el dictador Bashar Al Assad cruzó la “línea roja” que el mismo presidente había trazado. Assad –si lo que afirma la Casa Blanca es cierto, y tiene toda la pinta de serlo—utilizó armas químicas en la guerra civil que sufre el país y Obama debió actuar. Es verdad que la mayoría de la sociedad norteamericana no quiere participar en ese conflicto, pero también es cierto que las vacilaciones de la Casa Blanca y el neoaislacionismo que se advierte en el país, especialmente entre los republicanos (muy parecido al que siguió a la Primera Guerra Mundial) va a estimular el aventurerismo de naciones como Irán, Corea del Norte, Venezuela y la siempre temeraria Cuba, como demuestra el clandestino embarque de armas y aviones de guerra procedentes de la Isla detenido recientemente en Panamá a bordo de un buque norcoreano.
Gana Vladimir Putin. Si su fórmula tiene éxito y los sirios entregan el arsenal químico a cambio de impunidad y de atarle las manos a Washington, el presidente de la Federación Rusa aparecerá ante la opinión pública como un estadista constructivo e ingenioso, comprometido con la paz. Su ataque a Georgia en el 2008 no será tomado en cuenta. Tampoco su mano dura durante la Segunda Guerra chechena a poco de estrenarse como Primer Ministro del gobierno de Yeltsin. De alguna manera, Putin no sólo salva a Asad de una confrontación con Obama, sino también salva a Obama de un enfrentamiento que no desea. Mágicamente, el duro ex miembro de la KGB, un halcón feroz de garras afiladas, se convierte en una dulce paloma.
Pierde la oposición siria. El Consejo Nacional Sirio (una compleja coalición política y religiosa) y el Ejército Libre de Siria (unas precarias aunque muy valientes fuerzas armadas variopintas), han perdido su ímpetu arrollador. Moscú y Damasco, hábil y pérfidamente, han logrado sembrar dudas sobre quién, realmente, lanzó la primera piedra química cargada de gas sarín. Tampoco ayuda la toma de Malula, un pueblo cristiano cercano a Damasco, ocupado por la banda fanática de Al Nosra, brazo armado de Al Qaeda en Siria, un pequeño grupo de gente rabiosa e intolerante que genera una gran inquietud internacional suscitando una terrible pregunta: ¿vale la pena desplazar del poder a unos asesinos conocidos para sustituirlos por otros asesinos acaso peores?
Ganan Bashar Al Assad y su gobierno. El presidente sirio, por medio de entrevistas en la gran prensa norteamericana, ha proyectado una imagen de persona moderada y sensata, recordando que su padre, Hafez Al-Assad, fue aliado de Estados Unidos en la Guerra del Golfo. El Partido Baath (algo así como resurrección), el de su gobierno, es nacionalista, panarabista y estatista, con una gran presencia militar y una legendaria tendencia a la corrupción y a la violación de los derechos humanos, pero no tiene fervores religiosos y comparte con Occidente el rechazo a Al Quaeda. Asad lo vende como “los menos malos”.
Pierden Israel y Líbano. Israel, porque corre el riesgo de ser arrastrado a un conflicto en el que nada tiene que ganar. Lo que a Jerusalén le conviene es un Medio Oriente en calma. El Líbano, porque los terroristas de Hezbollah, afincados en el país, aliados de Irán, ante la parálisis de Occidente pueden animarse a lanzar una ofensiva final contra el débil gobierno de Beirut.
En fin. La buena noticia es que este panorama puede cambiar en unos días. La mala, es que puede tornarse aún peor. |
Última actualización el Domingo, 15 de Septiembre de 2013 10:39 |
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Putin sabía anticipadamente del ataque con armas químicas |
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Escrito por Indicado en la materia
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Viernes, 06 de Septiembre de 2013 17:18 |
Por Huber Matos Araluce.-
Siria es un país clave en el conflicto geopolítico del Medio Oriente entre Rusia, Irán y China contra Occidente, especialmente contra los Estados Unidos. El propósito de estos tres países es desplazar la influencia norteamericana de la zona y tienen posibilidades de lograrlo. Sin Assad en Siria el poder iraní se retrocedería en forma considerable, Hezbolá se quedaría sin su cordón umbilical y los shiitas en Irak tendrían que medirse. Rusia y China perderían la partida.
No olvidemos también que en Siria Rusia tiene su única base naval fuera de su territorio y la única en el mediterráneo.
Es muy difícil creer que el gobierno de Vladimir Putin, un ex agente de la KGB soviética, no tiene ojos y oídos en Siria vigilando en detalle lo que sucede. No tendría sentido que Putin no estuviera informado de primera mano sobre los preparativos en los días previos al ataque químico.
Es igualmente difícil creer que Bashar al-Assad tomaría la decisión de lanzar un ataque de armas químicas contra barrios sunitas en Damasco sin haberlo conversado con Rusia, su principal aliado y única potencia armada global que lo respalda hasta el punto de bloquear una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU. Es esos niveles hay protocolos de correspondencia que no se pueden violar a riesgo de una ruptura muy costosa. ¿Por cuál razón Assad usaría armas químicas en un momento de la guerra en que ha estabilizado su situación militar y ha logrado avances sobre los rebeldes? Lejos de estar en una posición desesperada el régimen sirio ha podido sostenerse durante dos años y medio y son los rebeldes quienes parecen haberse estancado. Además, la presencia entre los rebeldes de unidades vinculadas directamente con Al Qaeda es razón de preocupación en los países occidentales con potencial para debilitar el esfuerzo contra Assad. Alguna razón poderosa debe haber impulsado a Assad y a Rusia, sin excluir a Irán y a China, a arriesgarse usando armas químicas y la misma razón debe haber motivado a Putin a respaldarlo en forma secreta y luego apoyarlo públicamente como lo viene haciendo en la prensa y en la ONU. Además por que lanzar este ataque exactamente dos semanas antes de la reunión del G 20 en Rusia. ¿Es que querían que Barak Obama hiciera el ridículo ante el mundo? Sin dudas lo han logrado. Pero hay algo más. Obama no se cansa de prometer que es un ataque limitado y que no se usaran tropas. Es casi como pedir permiso y pedir perdón al mismo tiempo. No quiere perder más credibilidad personal y tiene que evitar que los Estados Unidos proyecte la imagen de un gigante irresoluto y temeroso. Hasta Assad se burla del ataque que le pueden lanzar y dice que está preparado y sobrevivirá. Al mismo tiempo que Irán y Hezbolá amenazan a Occidente con una conflagración en la región y con responder en cualquier parte del mundo. Toda una matonería bien montada. ¿Fue casualidad? ¿Un mal cálculo de Assad? ¿Es que están sentando un precedente que le permitirá a Irán continuar con su desarrollo de armas nucleares sin mucha preocupación por un futuro ataque estadounidense? Si ante el continuo desarrollo nuclear en Irán Obama también tiene que prometer un ataque limitado y sin uso de tropas, el poder persuasivo de los Estados Unidos pasó a la historia. No hay duda de que el presidente norteamericano se encuentra en una situación en extremo difícil. No es de extrañar que los ingleses y la mayoría de los estadounidenses no quieran apoyar un ataque contra Siria por limitado que sea. No son nada más los recuerdos de Afganistán e Irak lo que los frena. Hay una situación económica difícil tanto en Europa como en los Estados Unidos y las familias están más preocupadas por su economía que por los asuntos mundiales. No quieren un retroceso ante el débil crecimiento que se ha logrado. Si hubiera abundancia la actitud sería diferente. Los dirigentes políticos occidentales tienen muy en cuentan los votos. Pensar que Vladimir Putin no estaba al tanto, como estaban los servicios de espionaje de los Estados Unidos, de los movimientos preparatorios al ataque químico del 21 de agosto exige un alto nivel de ingenuidad. Creer que Putin no fue informado y consultado previamente sobre este asunto es pecar de candidez.
Rusia, Irán y Assad le hicieron jaque a Obama, el juego no ha terminado pero Washington está en aprietos.
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China y EE.UU. en Latam: ¿quien gana? |
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Escrito por Indicado en la materia
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Miércoles, 14 de Agosto de 2013 20:06 |
Por Peter Hakim.-
Latinoamérica no fue sujeto especial de atención, si es que la tuvo, en la Cumbre de EE.UU. – China celebrada el mes pasado en California. A pesar de que el Presidente chino Xi Jinping, el Presidente de EE.UU., Barack Obama, y el Vicepresidente Joe Biden, todos ellos, viajaran a Latinoamérica el mes pasado con considerables coincidencias en sus itinerarios, lo que pasa es que, sencillamente, la región no es un tema prioritario para cualquier país. No hay ningún conflicto serio entre China y Estados Unidos relacionado con Latinoamérica. Ni hay evidencias de que los EE.UU. estén especialmente atribulados por la rápida escalada de la presencia de China—o de que los dos países se consideren como adversarios o rivales, que pugnan por el poder, recursos o aliados en la región.
(Infolatam).- En sendos artículos del Miami Herald, Obama y Biden repitieron similares mensajes: por ejemplo, que los EE.UU. obtienen un gran beneficio con una Latinoamérica próspera
Xi efectivamente explicó esta ausencia de conflicto y polémica cuándo dijo en México que “cuanto más desarrollo en Latinoamérica, mejor para China”. En sendos artículos del Miami Herald, Obama y Biden repitieron similares mensajes: por ejemplo, que los EE.UU. obtienen un gran beneficio con una Latinoamérica próspera. Este mensaje explica por qué ambos, EE.UU. y China, tienen, - y aparentemente así lo hacen- que dar la bienvenida a los acuerdos comerciales de cada uno con América Latina.
Hay un amplio consenso—en Washington y en la región—de que el comercio de China, y más recientemente la inversión y los créditos, han sido claves en el dinámico crecimiento económico latinoamericano de la última década. Según el Banco Mundial, el FMI, y prácticamente todos los analistas de Wall Street, las importaciones chinas han generado un fuerte viento de cola propulsor del crecimiento de la región. Una profunda o prolongada disminución de las compras de China sería un golpe duro que se acusaría inmediatamente.
El comercio de China con Latinoamérica aumentó desde 15 mil millones de dólares en el año 2000, a alrededor de 200 mil millones en el último año. Es cierto que México y unos cuantos otros países han perdido terreno al apoderarse China de parte de sus mercados internacionales, particularmente en EE.UU. y Latinoamérica. Pero esto es el resultado de la expansión industrial de China y del comercio global, no de su implicación específica en Latinoamérica. Y México está recuperando ventas con el incremento de los salarios chinos ya que se ha hecho más competitivo.
Igualmente China es bien consciente de cuánto depende la prosperidad de Latinoamérica del acceso a los mercados, las inversiones, la tecnología y las remesas de EE.U… Es por esto que 11 de los 18 países latinoamericanos han firmado acuerdos de libre comercio con los EE.UU. (China tiene tres acuerdos similares con Chile, Perú, y Costa Rica—todos ellos socios de EE.UU.) Los dirigentes de China saben que cualquier debilitamiento del papel de los EE.UU. en Latinoamérica disminuiría las exportaciones de China a la región y la harían mucho menos atractiva para las nuevas inversiones de China.
No hay que negar que EE.UU. y China están compitiendo por mercados y oportunidades de inversión en Latinoamérica, pero por vías tan lejanas que la competencia no resulta muy diferente que con Europa o Japón. Seamos sinceros, la preeminencia económica de EE.UU. en la región ha decaído, mientras que la presencia de China ha aumentado desde hace ya tiempo. Hace doce años un 55 por ciento de las importaciones latinoamericanas provenían de EE.UU. En el último año EE.UU. supuso sólo aproximadamente un tercio de las importaciones de la región.
La visita de Xi a Latinoamérica pareció para ser puramente económica
La participación de China en el comercio de Brasil, Chile, y Perú ha superado al de los EE.UU., y ocupa muy de cerca un segundo puesto en Colombia y Argentina. Pero aunque la participación de EE.UU. en el mercado de Latinoamérica haya disminuido en un 40 por ciento desde el año 2000, el valor absoluto de las exportaciones de EE.UU. a la región se ha duplicado y las inversiones se han disparado, creciendo significativamente mucho más deprisa que las exportaciones al resto del mundo. El hecho es que las grandes compras chinas de commodities en Latinoamérica está haciendo de la región un cliente más potente y mejor para los productos de EE.UU.
En resumen, Washington tendría que continuar dando la bienvenida a la presencia activa y en expansión de China en Latinoamérica, tanto como China tendría que celebrar un fuerte rol de EE.UU. en la región. Lejos de ser perjudicada por China en Latinoamérica, la economía de EE.UU. se ha beneficiado más que nunca en su comercio y sus inversiones en la región. Un dato, China se ha centrado principalmente en objetivos económicos y ha demostrado poco interés en objetivos políticos o de seguridad.
La visita de Xi a Latinoamérica pareció para ser puramente económica. Algunos observadores, aun así, sugirieron que su visita a tres vecinos de EE.UU. y socios de comercio preferente—México, Costa Rica, y Trinidad y Tobago—era, en efecto, una intrusión sobre el terreno de EE.UU. y debería ser entendido como un reto político a Washington, quizás incluso como una señal de la preocupación de China por la decisión del gobierno de Obama de reforzar el perfil de EE.UU. en Asia. Quizás. Pero los tres destinos de Xi son también socios importantes para China. Si China decide financiar el muchimillonario proyecto de un canal nuevo a través de Nicaragua, mi suposición es que los bancos y las empresas d EE.UU. se apresurarán para participar también y habrá abundancia de beneficios alrededor.
Por último, Latinoamérica ha logrado tener una situación de win-win con China y con los EE.UU., y con pocas excepciones, con su propia región —y permanecerá así durante algún tiempo. Esta es una de las razones por las que la región no estuvo en el orden del día de Xi y de Obama en California.
Tomao de INFOLATAM
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