MADRID -- Políticos españoles y disidentes cubanos y venezolanos rindieron este martes un homenaje a los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero en un acto en Madrid, en el que pidieron que se esclarezcan las circunstancias de su muerte de en un accidente de tráfico en julio pasado.

EFE

El español Ángel Carromero “es inocente, lo sabemos desde el primer momento y tendría que estar aquí”, dijo Carlos Payá, hermano del opositor muerto y representante en España del Movimiento Cristiano de Liberación de Cuba antes de comenzar un acto en Madrid en homenaje a los dos disidentes fallecidos.

La presidenta del Partido Popular de Madrid, Esperanza Aguirre, y la diputada por el partido Unión Progreso y Democracia (UPyD), Rosa Díez, así como Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la Mesa por la Unidad Democrática de Venezuela, participaron en dicho acto, en el que se recordó la figura y la lucha por la democracia de Oswaldo Payá y Cepero.

Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del PP de Madrid y quien conducía el automóvil en el que murieron los dos disidentes, fue condenado por la Justicia cubana en octubre pasado a cuatro años de cárcel por un delito de homicidio imprudente

Al ser preguntado por el accidente, Carlos Payá explicó que su familia no presentó cargos contra Carromero y, aunque lamentó no tener acceso a más información sobre las circunstancias del accidente, dijo que “entendemos toda la cautela y prudencia con que trata este tema” el Gobierno español y el Partido Popular (PP).

“A todos nos gustaría que se esclareciera” el accidente en el que murió Payá y Cepero, dijo Esperanza Aguirre en una intervención, en la que aseguró que “Cuba será libre” y que ya “son muchos los años de tiranía” que llevan sufriendo los cubanos.

Para los países occidentales “es una vergüenza” que continúe existiendo la “dictadura en Cuba” y España, por sus lazos históricos con la isla, tiene “más responsabilidad que nadie a la hora de plantar cara a la dictadura”, añadió.

De Oswaldo Payá, Aguirre consideró que “será difícil” encontrar un sucesor.

Rosa Diez coincidió también en que Payá era un “hombre que tenía mesura”, a la vez que destacó que “era un optimista”, pese a las graves amenazas del régimen contra él.

En el acto participaron también otros representantes del Movimiento Cristiano de Liberación y el productor musical hispano-cubano Oscar Gómez, quien dijo que el día que falleció Payá “murió la esperanza” en Cuba.

Durante el acto se proyectó un vídeo con un mensaje de agradecimiento de esposa e hijos de Oswaldo Payá y otros disidentes cubanos. EFE

La oferta de Cuba de cambiar al subcontratista del gobierno de EEUU Alan Gross por cinco espías cubanos encontrados culpables en Miami no es de nada aceptable para Washington, afirmó un alto funcionario del Departamento de Estado en el tercer aniversario del arresto de Gross.

Juan O. Tamayo

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“Rechazamos la noción de nexo”, agregó el funcionario, quien se reunió con varios periodistas en Miami el lunes pero pidió el anonimato bajo los procedimientos del Departamento de Estado. “No hay paralelo entre ambos casos”.

La detención de Gross en La Habana se ha convertido en un poderoso obstáculo en los esfuerzos para mejorar las relaciones EEUU-Cuba, con la administración de Obama negandose a conversaciones sobre inmigración, drogas, contrabando de personas y otros temas hasta que él regrese a casa.

El funcionario destacó que mientras la administración continuará su política de ayudar al pueblo cubano —levantó casi todos las restricciones a los viajes y las remesas de los cubanoamericanos— es “muy difícil vernos progresar en las relaciones bilaterales mientras él se encuentre en la cárcel”.

Funcionarios de EEUU habían negado previamente la posibilidad de un arreglo para la liberación de Gross y los espías. Pero el tercer aniversario del arresto del estadounidense provocó una nueva ronda de especulaciones —algunas alimentadas por las autoridades cubanas— sobre un cambio.

Gross, de 63 años y natural de Potomac, Maryland, fue arrestado el 3 de diciembre del 2009 en La Habana después que entregó teléfonos satelitales a judíos cubanos para que pudieran acceder al internet y a personas en el extranjero sin usar el estrictamente controlado monopolio telefónico del gobierno.

Los teléfonos estaban financiados por el gobierno estadounidense bajo programas pro-democracia que La Habana proscribió como un intento de derrocar al sistema comunista. Gross fue sentenciado a 15 años de prisión por actos contra la “independencia e integridad territorial” de Cuba.

Los cinco espías cubanos fueron encontrados culpables en 1998 en Miami, como parte de la llamada “Red Avispa”. Cuba los llama héroes, diciendo que fueron asignados al sur de la Florida para evitar posibles atentados terroristas de los exiliados contra la isla.

Cuatro de ellos siguen en prisión, con uno de ellos cumpliendo dos cadenas perpetuas por cargos de conspiración para asesinar, por su papel en guiar a los aviones cubanos de combate a derribar dos avionetas civiles en 1996, matando a todos los cuatro hombres del sur de la Florida que iban a bordo. El quinto cumplió el año pasado su término de 13 años de prisión y cumple ahora una libertad condicional de tres años en algún lugar de Estados Unidos.

El funcionario del Departamento de Estado dijo que mientras lo que Gross hacía en Cuba era “perfectamente legal en cualquier lugar del mundo”, los cinco espías fueron encontrados culpables por actividades claramente ilegales.

El aniversario del arresto de Gross también trajo una lluvia de llamadas por su liberación, incluyendo una hecha por los senadores Jerry Moran, republicano por Kansas; y Ben Cardin, demócrata por Maryland.

“Debido a que el injusto encarcelamiento (de Gross) está cerca de la marca de los tres años, tenemos la esperanza de que el gobierno cubano pronto anunciará su intención de garantizar la liberación del Sr. Gross”, destacaron los senadores. “Aunque estamos profundamente decepcionados porque Cuba no lo hizo hoy, nuestro compromiso con la causa de Alan no ha disminuido y continuaremos trabajando para asegurar su liberación inmediata e incondicional”.

En Washington, Mark Toner, un portavoz del Departamento de Estado, destacó que Gross ha perdido más de 100 libras desde su arresto y sufre de artritis, y que su familia desea que lo examine un médico que él mismo elija.

“Continuamos pidiéndole al gobierno cubano que garantice la solicitud de Alan Gross de viajar a Estados Unidos para visitar a su madre Evelyn Gros, de 90 años, quien se encuentra gravemente enferma. Este es un tema humanitario”, agregó Toner.

Mientras tanto, el jefe de la misión diplomática cubana en Washington escribió a los que han expresado preocupaciones sobre la salud de Gross, diciendo que él no tiene cáncer y sólo sufre “de enfermedades crónicas típicas de su edad, las cuales reciben un tratamiento adecuado”.

“El Sr. Gross mantiene un régimen sistemático de ejercicios físicos sobre una base voluntaria y come una dieta balanceada que incluye alimentos de su elección, lo que le ha permitido deshacerse de su anterior condición obesa”, escribió José Ramón Cabañas.

“El gobierno cubano es sensible a las preocupaciones humanitarias” en el caso Gross, agregó, “y ha expresado (a Washington) su disposición a encontrar una solución humanitaria recíproca que también pudiera tomar en cuenta preocupaciones humanitarias altamente sensibles de la mayor importancia para Cuba y su pueblo” —los cinco espías.

Mientras tanto Peter Kornbluh, un especialista sobre Cuba en los Archivos de Seguridad Nacional, un centro independiente de investigación en Washington, informó que se había reunido la semana pasada con Gross en La Habana y lo encontró “extremadamente delgado” y desanimado.

“Está enojado, está frustrado, se siente rechazado —y desea que su propio gobierno dé un paso adelante” y negocie, dijo Kornbluh al noticiero de NBC. “Su mensaje es que Estados Unidos y Cuba se tienen que sentar y tener un diálogo sin condiciones previas. … Me dijo que la primera reunión debe resultar en un pacto de no beligerancia que se firme entre Estados Unidos y Cuba”.

El activista cubano por los derechos humanos Elizardo Sánchez Santa Cruz afirma que la policía secreta lo acosó por la primera vez en 20 años, y el disidente Guillermo Fariñas dice que lo golpearon, en lo que ambos llamaron una señal más del creciente nerviosismo del gobierno con respecto a la oposición.

Juan O. Tamayo

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Sánchez ha sido una de las pocas voces críticas toleradas por el gobierno comunista, y ha dirigido la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional desde su casa en La Habana sin problemas desde 1992, aunque nunca ha sido reconocido por el gobierno.

El alegó que dos agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil que se le acercaron el martes en la calle lo llamaron por su nombre, lo acusaron de “mentiroso” y “mercenario de Washington” y lo amenazaron con que “pronto voy a recibir una respuesta contundente de la revolución”.

“Es muy raro”, dijo a El Nuevo Herald. “La verdad es que no he sido molestado” desde una redada de la policía a las oficinas de su comisión en 1992. “Vigilado, sí, pero molestado, no”.

Sánchez atribuyó el incidente a “la creciente crispación por parte del gobierno” con relación a las continuas actividades de oposición, a pesar de una dura ola represiva durante el año pasado llevada a cabo por el gobierno de Raúl Castro.

Su comisión reportó semanas atrás que la policía llevó a cabo 5,625 arrestos a corto plazo —generalmente por cuestión de horas— por motivos políticos en los primeros 10 meses del año, un promedio mensual de 562 en comparación con 172 en el 2010 y 343 en el 2011.

Disidentes se han quejado además del aumento de las golpizas, y algunos han sido encarcelados por períodos más largos. Antonio G. Rodiles, uno de los disidentes más activos y respetados de los últimos tiempos, fue golpeado durante su arresto y detenido por 19 días este mes.

Fariñas, quien ganó el Premio Sajarov del Parlamento Europeo a la Libertad de Pensamiento en el 2010, dijo que creía también que el ataque en su contra mostró que las autoridades están “en un estado de crispación” porque los disidentes no dejan de hacer su trabajo a pesar de la represión.

Él iba caminando el martes por la noche a casa de un amigo en La Habana cuando dos hombres de veintitantos años vestidos de civil le dijeron “mercenario” y “contrarrevolucionario” y trataron de golpearlo en la cabeza con un palo, dijo. Él alzó el brazo y el palo lo golpeó en el antebrazo.

Los dos hombres corrieron entonces a un auto de color oscuro, un Lada (carro de la época soviética usado tradicionalmente por los agentes de la Seguridad del Estado) y con un tercero al timón el carro e alejó a toda velocidad, contó Fariñas a El Nuevo Herald.

Funcionarios cubanos alegan que el gobierno de Estados Unidos les paga a disidentes para que se opongan al gobierno, y por eso los califican de mercenarios. Los disidentes afirman que ellos se oponen al gobierno debido a sus abusos contra los derechos humanos y su sistema comunista.

Sánchez dijo que había enviado un telegrama al ministro del Interior, el general Abelardo Colomé Ibarra, a cargo de la policía secreta, denunciando su acoso por parte de los dos agentes “en forma agresiva y vejaminosa, haciendo diversas amenazas contra mi integridad”.

“Las detenciones arbitrarias, agresiones físicas, amenazas y vejámenes contra pacíficos ciudadanos resultan contraproducentes como alternativa al necesario diálogo nacional… que contribuya a revertir la grave y creciente crisis general que afecta a la inmensa mayoría de los cubanos”, añadió.

Fariñas dijo que agentes de la Seguridad del Estado le han dicho en encuentros anteriores que ellos no pueden detener a algunos de los disidentes más conocidos de la isla sin la aprobación expresa de Castro, Colomé o el general Carlos Fernández Gondín, jefe de la Seguridad del Estado.

“Que estas cosas pasen ahora con Elizardo y conmigo indica para nosotros que las cosas se están poniendo fuertes”, agregó. “Bueno, si se necesitan mártires, si le toca a Guillermo Fariñas o a Elizardo Sánchez, lo asumimos”.

Fariñas ha llevado a cabo más de dos docenas de huelgas de hambre durante sus años como disidente y periodista independiente. Varias de ellas lo han hecho parar en el hospital.

La Sociedad Interamericana de Prensa denunció mientras tanto la detención “arbitraria” y “violenta” este miércoles de Roberto de Jesús Guerra, quien dirige en La Habana la agencia de prensa independiente Hablemos Press.

Guerra fue puesto en libertad horas después, y el jueves reportó que el gobierno acababa de restablecer el servicio de su teléfono celular —el método de comunicación más eficiente en la isla— después de suspendérselo por dos meses.

El periodista de Hablemos Press, Calixto Ramón Martínez, fue arrestado en septiembre y se declaró en huelga de hambre hace tres semanas para protestar por su prolongada detención.