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Notícias: Cuba
LA COLUMNA DEL DIRECTOR Jorge H Fonseca PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 21 de Mayo de 2011 17:06

 

CUBA NO ES VENEZUELA

Por Jorge Hernández Fonseca.-

La lucha ahora es básicamente política ante una dictadura en bancarrota, sin prestigio ni legitimidad dentro y fuera de Cuba, que es lo que nos dará la fuerza para que el mundo comprenda que una Cuba democrática es necesaria.

 

Cuba no es Venezuela

Jorge Hernández Fonseca

 

6 de Junio de 2011

 

Los inesperados acontecimientos políticos que se derivaron del anuncio repentino de Hugo Chávez sobre la índole cancerígena de su intervención quirúrgica en la Habana, han llenado nuestros medios informativos del exilio cubano de profusos y detallados análisis asociando la enfermedad del caudillo venezolano --como fuertes razones y argumentos-- al futuro de Cuba.

 

No sería escribir en exceso si aquí se pretendiera abundar sobre un tema fundamental al futuro económico y quizá político de la isla. Si el infortunio personal del principal mantenedor de la dictadura cubana llegara a traducirse en una pérdida de poder político en Venezuela que llegara a cortar el lazo que permite mantener a la dictadura castrista oprimiéndonos, sería providencial.

 

Voy a referirme sin embargo --como se anuncia en el título de este análisis-- a aspectos también importantes del acontecer político actual dentro de la isla, fuera del incidente sufrido por Chávez. Acabamos de recibir desde Cuba un patético llamado firmado por Oswaldo Payá, líder de uno de los principales movimientos opositores dentro y fuera de la isla (siendo él mismo uno de los principales dirigentes activos contra la dictadura). Se trata de una convocatoria importante a establecer una “posición común” de todas las fuerzas opositoras de dentro y fuera de Cuba, en la que personalmente veo tres elementos básicos fundamentales:

 

En primer lugar, no se trata de un pedido de “unidad” hecho por alguno de los analistas políticos observadores de la política cubana --como lo ha hecho ya varias veces quien estas líneas redacta-- y como lo han hecho también la casi totalidad de los formadores de opinión cubanos. Se trata del llamado de un político actuante en la isla y por tanto conocedor de las situaciones e informaciones que circulan y se presentan en el difícil proceder de un opositor dentro del enrarecido ambiente dictatorial que vive. Algo sabe Payá que lo impele a hacer este llamado.

 

En segundo lugar, esta convocatoria se inscribe en un momento importante de la situación política interna cubana. La dictadura --a través de Raúl en persona-- ha proclamado la derrota del socialismo (en la economía al menos) y ha iniciado un grupo de cambios en esta área, que probablemente serán continuados con alguna ‘carta’ en el área política. La nueva situación de Venezuela con un Chávez con cáncer, sumado a la experiencia cubana manejando la oposición venezolana dentro de ese país, quizá inste a Raúl a ser un poco más “abierto” y experimente internamente en Cuba con una “oposición” controlable, ya preparada como sabemos.

 

En tercer lugar, si la información que impele Payá a redactar semejante llamado fuera del conocimiento del resto de las organizaciones opositoras dentro y fuera de la isla, se crearía una sinergía propia que podría culminar en algún tipo de evento u agrupación sabidamente opositora, que realmente haga frente a la potencial pantomima que quizá el castrismo prepara, con la anuncia seguramente de sectores de Latinoamérica, la Unión Europea y de los Estados Unidos. Esta agrupación podría identificarse plenamente por encima de la atomización actual y facilitaría la lucha democrática por ser la “realmente” reconocida como opositora comprobada.

 

Quiero señalar la importancia de este asunto, porque si bien la salida de Chávez del poder en Venezuela representaría un golpe económico importante para la dictadura que nos oprime, es importante no subestimar a nuestros opresores, que supieron “capear el temporal” de la desaparición de la antigua URSS. Ese evento fue de complejidad comparable con el escenario que se presentaría sin el petróleo de Venezuela --con sus grados de dificultados mayores o menores-- porque la dictadura volvería a sacrificar al cubano de a pie para mantener el poder.

 

Por otro lado, sin una lucha política en la isla, como ya lo hacen nuestras organizaciones opositoras, no habrá cambios hacia la democracia en Cuba. La estrategia no puede centrarse solamente en cercenar a quienes ayudan desde el exterior a oprimirnos, como ya lo hizo la Rusia comunista y ahora lo hace la Venezuela chavista. La lucha ahora es básicamente política ante una dictadura en bancarrota, sin prestigio ni legitimidad dentro y fuera de Cuba, que es lo que nos dará la fuerza para que el mundo comprenda que una Cuba democrática es necesaria.

 

 

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 

Última actualización el Miércoles, 06 de Julio de 2011 15:20
 
SILVIO: "GUATAQUERÍA" BARATA CON RAÚL PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 06 de Mayo de 2011 21:15

El canatautor Silvio Rodríguez señaló que “la visión que el periodismo cubano debe seguir es la de Raúl Castro y la Revolución. Los cambios deben revertir la manera obsoleta de funcionar algunas cosas con las que chocamos a diario, y pienso que esa nueva manera de funcionar logrará esos cambios”.

En su informe al reciente VI Congreso del Partido Comunista (PCC, único), que aprobó su programa de 311 reformas, el presidente Raúl Castro dijo que la prensa “está llamada a jugar un papel decisivo con el esclarecimiento y difusión objetiva, constante y crítica de la marcha” de esos cambios.

Les orientó a “dejar atrás, definitivamente, el hábito del triunfalismo, la estridencia y el formalismo”.

Castro reconoció que los periodistas “no cuentan con el acceso oportuno a la información ni el contacto frecuente con los cuadros y especialistas responsabilizados de las temáticas en cuestión”.

“La suma de estos factores explica la difusión, en no pocas ocasiones, de materiales aburridos, improvisados y superficiales”, dijo el presidente.

 

ARREMETE CONTRA LA BURCRACIA (QUE NO ES NADIE)

El cantautor cubano también pidió este jueves a la prensa cubana contribuir a “desbaratar” la “burocracia inmovilista” que frena los cambios emprendidos en su país.

“Es muy difícil, la burocracia es muy inteligente, se atrinchera y busca hacerse imprescindible, o aparentar serlo; todo lo que se haga para desbaratar esa burocracia inmovilista redundará en beneficio para el país”, dijo Rodríguez a los periodistas.

El trovador de 64 años habló durante un acto en que la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) lo condecoró con la orden Félix Elmuza, dijo la Agencia de Información Nacional (AIN).

Última actualización el Viernes, 06 de Mayo de 2011 21:43
 
EL CONGRESO DE LA GERONTOCRACIA CUBANA PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 20 de Abril de 2011 12:12

   El vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura, elegido segundo secretario del Partido Comunista, durante el congeso en La Habana, el martes. Javier Galeano / AP

Con un aspecto casi fantasmal, Fidel Castro asistió el martes a la clausura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) que marcó el cierre formal de su era y aprobó reformas económicas clave. Pero las esperanzas de una dirigencia más joven murieron ahogadas en un mar de cabellos blancos.

JUAN O. TAMAYO

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Castro, de 84 años, sonrió, aplaudió y asintió, pero permaneció en silencio mientras su hermano Raúl lo reemplazaba en su cargo de primer secretario del PCC y advertía que, aunque las reformas se necesitaban con urgencia, traerán consigo tiempos duros.

Aunque el primer congreso que celebra el partido en 14 años renovó mucha de la membresía del Buró Político, su organismo supremo, así como el más amplio Comité Central, no hubo señal alguna del cambio generacional que esperaban los cubanos.

El reemplazo de Raúl, de 79 años, como segundo secretario fue José Ramón Machado Ventura, de 80, veterano dirigente del PCC. Como número tres se nombró al comandante de la revolución Ramiro Valdés, conocido como de línea dura, de 79 años.

No parece probable que la nueva dirigencia tenga mayor éxito en conducir las difíciles reformas necesarias para resucitar una economía estancada, permitiendo un mayor grado de empresa privada y dando más autonomía a las empresas estatales, entre otros cambios.

Pero el ascenso de Raúl representó con claridad el fin oficial de la era de Fidel. El líder de la revolución de 1959 renunció a la presidencia del gobierno en el 2008 debido a problemas de salud, y después del martes solamente se le podrá llamar por el título honorífico de comandante o simplemente, como aparece en la firma de sus reflexiones en la prensa: compañero Fidel.

Por las mejillas de algunos delegados al congreso corrieron lágrimas cuando Fidel Castro hizo su entrada en la sala de reuniones en La Habana y recibió el largo aplauso de un PCC que dirigió desde su fundación en 1965.

Vestido con un mono deportivo azul y una camisa a cuadros, Fidel Castro tuvo que ser ayudado a caminar y, cuando los 1,000 delegados cerraron el congreso cantando La Internacional, se puso de pie pero no se les unió. Los hermanos Castro se tomaron entonces de la mano y subieron los brazos a modo de saludo mientras abandonaban la escena.

Atrás dejaron un Buró Político y un Comité Central cuya nueva composición no dejaba duda alguna de que la vieja guardia de la revolución sigue controlando el PCC, el cual, según la Constitución cubana, es esencialmente más poderoso que el gobierno.

La popular bloguera Yoani Sánchez envió un mensaje de Twitter mientras se anunciaba la nueva dirigencia, señalando que la elección de Machado Ventura “es la evidencia de la falta de un relevo joven, el fracaso de la sucesión”.

El Buró Político fue reducido de 24 a 15 miembros – con una edad promedio de 68 años –, entre ellos 12 titulares. Entre los nuevos miembros hay dos hombres en sus 50 años que juegan papeles importantes en las reformas: el ex ministro de Economía Mariano Murillo, quien fue ascendido el mes pasado a jefe económico del PCC, y su reemplazo ministerial, Adel Izquierdo Rodríguez. La tercera cara nueva es Mercedes López, de 45 años, jefa del PCC en la provincia de La Habana.

La mitad de los 12 son generales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias bien conocidos como amigos de Raúl, quien fuera ministro de las Fuerzas Armadas durante 48 años. El disidente Vladimiro Roca dijo que se trataba de “la militarización […] del Buró Político”.

Raúl anunció además que alrededor de la mitad de los 115 miembros del Comité Central fueron cambiados. Veintiuno de los nuevos miembros son generales o almirantes.

Entre éstos esta su yerno Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, quien administra las numerosas y ricas empresas de las fuerzas armadas. No apareció en la lista su hijo, el coronel Alejandro Castro Espín, quien es su principal asesor de seguridad y encabeza una poderosa unidad anticorrupción.

Se había hablado de Castro Espín y López-Callejas como posibles miembros de la nueva dirigencia “más joven”.

Castro dijo además que habían entrado más mujeres y personas de la raza negra al Comité Central. Las 48 mujeres actuales triplican la cifra anterior, dijo, y los 36 negros representan un aumento del 10 por ciento, a 31.3 por ciento.

El incremento en el número de los funcionarios de raza negra probablemente sea una reacción a la admiración que despertó la elección del presidente Barack Obama en la población predominantemente negra de Cuba, dijo un analista de La Habana quien pidió conservar el anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios de prensa extranjeros.

En el Comité Central continuaron varias figuras históricas tales como Armando Hart y Melba Hernández, veteranos del asalto al Cuartel Moncada en 1953, que marcó el comienzo de la revolución.

“Había algunos compañeros que, ya por sus años o su salud, no podrían prestar muchos servicios al Partido, pero Raúl pensaba que sería muy duro para ellos excluirlos de la lista de candidatos”, escribió Fidel en una columna publicada el martes.

La representante Ileana Ros-Lehtinen, republicana de la Florida, dijo que no se sentía impresionada en lo absoluto por los cambios.

“El actual tirano Raúl Castro toma el poder como jefe del Partido Comunista de manos del tirano anterior Fidel Castro, y ellos anuncian esto como cambios. ¿A quién engañan con eso? Ellos han estado en el poder durante 52 años de represión”.

La disidente Martha Beatriz Roque estuvo de acuerdo, y dijo por teléfono desde La Habana: “Nunca esperé ningún cambio del congreso y, a juzgar por lo que yo vi ahora, no espero ningún cambio”.

El congreso no reveló de inmediato la versión final de los 311 lineamientos de las reformas económicas. Las mismas fueron publicadas el año pasado, pero sufrieron muchas correcciones después de que un debate a nivel nacional arrojó una ola de protestas sobre muchas de las propuestas, tales como la eliminación de 1.5 millones de empleos públicos y de los enormes subsidios estatales en los alimentos.

José Antonio Blanco, ex analista de política exterior del Comité Central, señaló que, aunque Raúl habló a menudo del debate democrático, la nueva dirigencia y los lineamientos reformados se aprobaron por voto secreto y unánime.

Raúl condujo el congreso con velocidad y eficiencia poco usuales, y bromeó a menudo. Cuando se anunció que había sido elegido como primer secretario, señaló que no iba a repetir un chiste que había escuchado en una ocasión sobre otro ascenso: “Gracias. Me lo merezco”.

Pero en sus momentos de seriedad advirtió repetidas veces que la tarea principal del PCC en estos momentos es ayudar a llevar a cabo las reformas. Igualmente admitió que haría falta por lo menos cinco años para implementarlas, y que podrían dificultar la “unidad del proceso revolucionario”.

Este año, los altos precios del petróleo y de los alimentos ya han agregado más de $800 millones al presupuesto de importación aprobado en diciembre, dijo, poniendo en claro que otras partes del presupuesto van a verse afectadas.

Su principal misión como primer secretario, afirmó en la clausura del congreso, será “preservar y seguir perfeccionando el socialismo, y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista”.


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MÁS DUDAS QUE CERTEZAS CREAN LOS "CAMBIOS" DE RAÚL PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 15 de Mayo de 2011 10:44

   El gobernante cubano Raúl Castro durante la celebración del 1ro. de mayo en La Habana.

La reciente versión de la hoja de ruta de Cuba para llevar a cabo las reformas económicas más ambiciosas en 50 años agregó un llamado a ampliar el uso de un sistema de administración al estilo occidental, aunque a su vez otro llamado pide implementar mayores controles estatales de los precios.

JUAN O. TAMAYO

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Los llamados “lineamientos”, aprobados el mes pasado por el gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y publicados el lunes, parecen menos una plataforma coherente de gestión que una lista de deseos que el gobierno de Raúl Castro puede adoptar o dejar a un lado en dependencia de las circunstancias, dijeron analistas.

“Clarificó muchas cosas, pero sigue siendo muy general y genera más preguntas que respuestas”, dijo Oscar Espinosa Chepe, un economista disidente de La Habana que ha comparado detalladamente la versión aprobada por el PCC y una anterior hecha pública en noviembre.

Muchos cubanos se apresuraron el lunes a los quioscos de periódicos para comprar copias de la publicación de 48 páginas, y los que la compraron temprano incluso la revendieron hasta por 10 veces el precio original. Pero el viernes todavía quedaban copias de ellas en los estantes, dijo un maestro retirado de La Habana.

“Al principio hubo una demanda por los lineamientos, pero ahora la gente se ha dado cuenta de que no hay mucho nuevo y lo que hay es indiferencia”, afirmó el hombre, quien prefirió no ser identificado debido a que no estaba autorizado a hablar con periodistas extranjeros.

Las guías se concibieron como un mapa de ruta para los planes de Castro de rescatar la economía cubana, rebajando las nóminas estatales y subvenciones, reduciendo los controles del gobierno central y permitiendo más empresas privadas, entre otras reformas.

Pero algunos de los cambios de la primera a la última versión parecen reflejar contradictorias decisiones para moverse más rápido o más despacio, permitir más o menos empresa privada y reducir o ampliar los controles de planeamiento del gobierno central.

Por ejemplo, la versión más reciente borró una línea que decía que no debería haber controles de precios para los alimentos cultivados por un nuevo tipo de agricultor privado, destaco el economista Carmelo Mesa-Lago, de la Universidad de Pittsburgh.

En su lugar, el artículo pide ahora que el gobierno establezca los precios para los alimentos que Acopio, la notoriamente ineficiente agencia estatal que adquiere, distribuye y vende productos agrícolas, y le compra a los agricultores privados que arriendan tierras estatales no explotadas.

“Este es un cambio radical de regreso a los controles gubernamentales”, dijo Mesa-Lago, considerado uno de los principales expertos en la economía cubana.

En otros cambios, las palabras “control” y “planificación” se han agregado a varias de los recientes lineamientos, destacó. Una de las líneas clave establece que la planificación central al estilo soviético –no el mercado– continuará guiando el desarrollo económico de Cuba.

Espinosa destacó que la última hoja de ruta también retiene una prohibición a “la acumulación de propiedad”, en esencia una advertencia de que no se le permitirá a las nuevas microempresas privadas –ya sean cafeterías o fábricas de ladrillos– que se hagan demasiado ricas.

En la parte positiva, agregó, los nuevos lineamientos incluyen un nuevo llamado a ampliar el perfeccionamiento empresarial, un sistema de administración al estilo occidental, basado en auditorías y otros controles, que se emplea actualmente en muchas empresas administradas por los militares.

También deja “muy claro”, dijo Espinosa, que el gobierno planea seguir adelante con su esfuerzo para despedir a más de 1.3 millones de trabajadores –en un país de 11.2 millones de personas– y cortar los subsidios para programas como la libreta de racionamiento alimenticio.

La primera ronda de 500,000 despidos tenía que haberse completado para el 1ro. de abril, pero Castro la pospuso en medio de amplias quejas. La retirada de algunos artículos de la tarjeta de racionamiento también ha provocado quejas, especialmente de los pobres y ancianos.

Espinosa y Mesa-Lago destacaron otros puntos positivos en las guías más recientes:

• Un llamado a relajar las medidas, ahora muy rigurosas, sobre la compra y venta de casas y autos. Esto podría legalizar a un gran número de compras y ventas que se negocian actualmente en el mercado negro, y permitir que el gobierno recaude impuestos y tarifas, dijo Espinosa.

• Un vago llamado a estudiar la posibilidad de permitir que más cubanos viajen al extranjero “por turismo”. Los cubanos necesitan actualmente un permiso de salida, difícil de obtener, antes de que puedan viajar al extranjero por cualquier razón.

• Una mención de que la reciente ley que cubre el arrendamiento de tierras estatales no explotadas a los nuevos agricultores privados podría cambiarse según fuera necesario. Algunos de los nuevos agricultores se han quejado de las regulaciones y la burocracia gubernamental.

La hoja de ruta también incluye “muchas buenas intenciones” como la eliminación del complejo sistema de doble moneda de Cuba, una recuperación de las exportaciones de la isla y una reducción de las importaciones, agregó Mesa-Lago, “pero no ofrece ideas de cómo se lograrán esas cosas”.

Espinosa dijo que percibía en las líneas una crítica poco barnizada a las políticas de Fidel Castro que llevaron al estancamiento económico de la isla, y propuestas demasiado modestas para llevar al país a un sistema más productivo.

“Ellos están ofreciendo penicilina para una situación crítica”, agregó Espinosa desde La Habana.

Para Espinosa, por muchos años fuerte partidario de la revolución castrista, los nuevos lineamientos, como los primeros, no son nada para celebrar. “Se esperaban más cosas, pero no se afirma nada concreto”, afirmó por teléfono desde su casa. “Son muchos los engaños en este país. Ya la gente no cree en nada y ya están explotando las cafeteras”.

En la década de 1990, durante la crisis económica desatada por el fin de los subsidios soviéticos, el gobierno vendió a los cubanos una mezcla barata de café y chícharos. La mezcla tupía de alguna forma los filtros de las cafeteras, haciéndolas explotar. Al ir cediendo la crisis, el gobierno dejó de vender la mezcla. Pero el mes pasado anunció que el café que se vendía bajo la tarjeta de racionamiento contendría de nuevo chícharos porque no había divisas para importar el suficiente café en grano.

“La gente quiere ver cambios y avances [en los lineamientos] que yo no veo”, declaró Espinosa. Las cafeteras que estallaban son “un símbolo, porque el gobierno prometió que el chícharo no volvería. Ellos prometieron que las cosas se pondrían mejor”.

Última actualización el Domingo, 15 de Mayo de 2011 10:47
 
CUBA: LA ÚLTIMA FUNCIÓN PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 21 de Abril de 2011 16:35

Por Carlos Alberto Montaner

(Infolatam).- Me lo dijo un viejo y desengañado comunista cubano en un encuentro relámpago que tuvimos recientemente en Madrid: “este Sexto Congreso del Partido me recuerda esa atmósfera de tristeza y nostalgia que se respira en los teatros que realizan su última función antes de ser demolidos”.

Buena metáfora. La generación de Fidel, la que hizo la revolución, es ya octogenaria. Se está despidiendo. A Fidel, que tiene 84, lo jubilaron sus intestinos en el 2006, y Raúl, con casi 80, no tardará demasiado en abandonar la escena. Él mismo se ha dado un plazo de tres a cinco años para transmitir totalmente la autoridad y facilitar una especie de relevo generacional “para que los herederos continúen la obra revolucionaria”.

¿Qué quiere decir eso? Nada, salvo mantenerse en el poder. Aunque siguen repitiendo consignas, ya casi nadie cree en el marxismo-leninismo, mientras el gobierno trata de escapar de la improductividad crónica del sistema fomentando ciertos espacios para que la iniciativa privada alivie el desastre del colectivismo. Al tiempo que aplauden los lemas revolucionarios, los muchachos le llaman a Marx “el viejito que inventó el hambre”.

Los adultos, confidencialmente, reconocen este panorama. Después de 52 años de dictadura, y sin un parlamento hostil o una oposición que obstaculizara la obra de gobierno, los seis elementos básicos que determinan la calidad de vida de cualquier sociedad moderna se han agravado hasta convertirse en pesadillas: la alimentación, el agua potable, la vivienda, la electricidad, la comunicación y el transporte.

Raúl Castro, que es una persona realista, y que no se explica por qué los niños cubanos no pueden tomar leche después de los siete años, no ignora que su hermano ha sido el peor gobernante de la historia de la república fundada en 1902. En 56 años de capitalismo, pese a los malos gobiernos, la corrupción, las revueltas frecuentes y los periodos de dictaduras militares, la Isla se convirtió en uno de los países más prósperos de América Latina y La Habana en una de las ciudades más hermosas del mundo. El sector público era mediocre o malo, pero la sociedad civil funcionaba razonablemente bien.

En 52 años de comunismo, en cambio, sujetada con una correa que impedía los alborotos, la sociedad se empobreció hasta los huesos y el paisaje urbano adquirió la apariencia de un territorio bombardeado. El sector público impuesto por los comunistas era terriblemente torpe, infinitamente peor que el de la etapa capitalista, y la sociedad civil (a la que ahora Raúl trata de darle respiración artificial para ver si revive) había sido cruelmente aplastada.

Es con este melancólico diagnóstico con el que los comunistas cubanos celebrarán su Sexto Congreso. Raúl ha convocado a una cúpula dócil a que respalde sus tímidas reformas y legitime a los funcionarios seleccionados. Se propone designar cuadros de menos de sesenta años, pero los que había (Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Roberto Robaina, Remírez de Estenoz) ellos mismos se encargaron de destruirlos.

¿Quién emergerá como el presunto heredero? Se menciona, sotto voce, aunque nadie está seguro, a Marino Murillo, un economista de 50 años, ex oficial del ejército y ex Ministro de Economía, despreciado por los apparatchiks (“es un simple auditor, no un economista”, me contó uno de ellos especialmente sagaz), hoy a cargo de disciplinar al Partido para que durante este VI Congreso acepte sin chistar los cambios propuestos por Raúl. Se le atribuye una lealtad total al general-presidente y la decisión de mantener los elementos fundamentales del sistema comunista, aunque eliminando el paternalismo.

¿Tendrá éxito? No lo creo. Raúl, con el auxilio de Murillo, su entenado ideológico, quiere construir un socialismo sin subsidio y un capitalismo sin mercado. Eso es imposible. Ese disparate hay que enterrarlo, como sucedió en Europa del Este. Sin embargo, no es improbable que, tras la desaparición de los Castro, durante cierto tiempo las Fuerzas Armadas mantengan férreamente el poder, pero sólo hasta que salte la chispa y veamos en Cuba un desenlace violento. Quienes se empeñan en impedir la evolución natural de la historia acaban provocando unas devastadoras catástrofes.

Última actualización el Jueves, 21 de Abril de 2011 16:38
 
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