Cuatro semanas después de que el gobierno cubano anunciara que un brote de cólera en la región oriental de la isla había terminado, hay reportes no confirmados de que han aparecido nuevos casos en dos pueblos pequeños.
Casi 30 casos se reportaron en el municipio de San Luis, en la provincia oriental de Santiago de Cuba, y otros 19 en el municipio de Bahía Honda a 35 millas al oeste de La Habana.
El gobierno cubano no ha admitido públicamente ningún caso nuevo de cólera desde el 28 de agosto, cuando declaró que una epidemia centrada en la ciudad oriental de Manzanillo había terminado con un total de tres muertes y 417 casos confirmados.
Funcionarios del gobierno brindaron poca información durante los dos meses que duró ese brote de cólera, el primero de Cuba en muchas décadas. Sólo lo confirmaron luego de que periodistas independientes y disidentes empezaran a reportar sobre la epidemia.
Roberto González, un disidente que vive en San Luis, dijo que trabajadores de Salud Pública y habitantes de esa área le dijeron que había habido 27 casos de cólera confirmados y 102 sospechosos durante las últimas dos semanas en el municipio.
González dijo que el martes había visto a la policía pidiendo carnés de identidad en las carreteras municipales, para mantener fuera a los que no vivieran en el mismo, y prohibiendo todo acceso a la clínica Eliseo Reyes en el pueblo de Chile. Camiones cisterna estaban llevando agua a las áreas en las que se había cerrado el acueducto.
Parte del hospital en San Luis ha sido convertido también en una instalación aislada, y algunos de los casos más graves fueron enviados a un hospital en la capital de la provincia, Santiago de Cuba, indicó por teléfono a El Nuevo Herald.
Las autoridades habían preparado además una escuela vecina para aceptar más casos si fuera necesario, agregó González, miembro de la organización disidente Unión Patriótica de Cuba.
El periodista independiente Moisés Leonardo Rodríguez, habitante del puerto de Cabañas, al lado de Bahía Honda, aseguró que vecinos del área y enfermeros le dijeron que hubo 19 casos de cólera, incluyendo una mujer de 65 años que murió.
Dos empleados de Salud Pública que llevaban máscaras protectoras declararon la semana pasada a su hija que no entrara a la clínica de Cabañas porque allí estaban tratando a pacientes de cólera, relató Rodríguez a El Nuevo Herald por teléfono.
Añadió que otros trabajadores de Salud Pública le dijeron que un epidemiólogo del gobierno les dio instrucciones sobre cómo sondear a los habitantes de Bahía Honda en busca de síntomas de cólera, como vómitos y diarrea, pero les dijo que nunca usaran la palabra cólera.
Algunos centros de trabajo en Cabañas han repartido tabletas de purificación de agua, reportó Rodríguez, y el lunes se dijo a los habitantes del área que se había levantado una prohibición de 10 días de pescar en aguas de la localidad.
La bacteria del cólera se difunde más a menudo en el agua contaminada. En el brote de Manzanillo, funcionarios de Salud Pública dijeron que las fuertes lluvias de junio inundaron letrinas, las cuales a su vez contaminaron algunos de los pozos de agua del área. La mayoría de las casas en Bahía Honda tienen letrinas y reciben el agua de una represa cercana, explicó Rodríguez.
El anuncio gubernamental del 28 de agosto sobre el brote de Manzanillo señaló que se habían confirmado algunos casos de cólera en las provincias de Santiago, La Habana y Guantánamo, pero siempre entre personas que habían estado en Manzanillo.
Se cree que ese brote de entre julio y agosto había fue provocado por médicos cubanos que habían trabajado en Haití, donde una larga epidemia de cólera ha cobrado más de 7,400 vidas.