El general Sergio Mantilla declaró que, tras las liberaciones, las FARC deben responder por el paradero de 50 militares que desaparecieron en la década de los noventas, en zonas con influencia de la guerrilla.
Mantilla aseguró que "el llamado es a que se entreguen las pruebas, qué sucedió con ellos. Esperamos que nos den la historia de qué pasó con ellos, la responsabilidad de las FARC no termina y deben dejar en libertad a todos los civiles que están secuestrados", agregó.
Al respecto, Córdoba afirmó: "Con Colombianos y Colombianas por la Paz buscaremos saber si están sepultados y si es así, cómo hacer para traer esos cuerpos. Esa es parte de la agenda, al igual que el tema de las desapariciones y de declarar realmente una alerta en cuanto a los asesinatos de líderes de tierras", afirmó la ex senadora.
De acuerdo a lo publicado por el portal de noticias El Tiempo, Córdoba agregó que trabajará para buscar un acercamiento entre Gobierno y guerrilla con el fin de lograr el inicio de un proceso de paz. "Hay interés por parte de las FARC y el ELN de avanzar en ese sentido" y recordó que en sus últimas comunicaciones "reiteran la posición de dejar el secuestro extorsivo".
Para la ex senadora, "aunque parezca extraño hay un diálogo informal entre Gobierno y FARC, porque la guerrilla manda una carta, y el gobierno contesta otra cosa".
Así recibió Piedad Córdoba las coordenadas
A las 7:30 a.m. del lunes, día pactado para la liberación de los 10 policías y militares, un desconocido metió por debajo de la habitación 517 del Hotel del Llano, donde se alojaba Piedad Córdoba, un mensaje de 28 palabras y números que indicaban las coordenadas del lugar donde las FARC entregarían a los uniformados.
"Eso es así; aparece cualquiera y las hace llegar. Por eso es mejor no estresarse", señalo la ex senadora y líder del colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz (vea también: Dramáticos relatos de recién liberados en rueda de prensa en Bogotá).
En otra de las ocasiones en las que recibió secuestrados, iba caminando por las calles de Villavicencio "cuando se apareció un tipo" que le entregó un papel y se fue (vea también: Hijos de liberados manifiestan sus emociones al ver a sus padres).
El mensaje que dejaron el lunes con las coordenadas en el quinto piso del hotel, donde se hospedaron personajes como Rigoberta Menchú y vigilado por las autoridades, fue, según Córdoba, tan solo el final de un "intercambio epistolar", conformado por seis cartas, para gestar la liberación. "Me las dejaban en la casa, donde un amigo, en la oficina o en cualquier sitio. Es una comunicación muy prudente, que se tiene para lograr la libertad de todos los seres humanos que vienen de la selva", contó Piedad Córdoba.
El lugar quedará registrado en la historia como el escenario de la operación Libertad. Las coordenadas llevaron al sitio exacto y, pese a la demora, hasta allí llegaron en canoa los militares y policías a su encuentro con la comitiva.
El papel con esas coordenadas fue guardado como un tesoro por Córdoba en un gigantesco bolso. Para ella y para Colombianos por la Paz el gran dilema ahora son aquellos secuestrados 'desaparecidos', de los que no se tiene ningún retrato y no sabe qué grupo se ha atribuido la responsabilidad del hecho.
El paradero de dos agentes
El general Oscar Naranjo, director de la policía nacional de Colombia, demandó el miércoles a las FARC responder sobre el paradero de dos agentes secuestrados y que se cree fueron muertos.
Los dos policías son el sargento Luis Hernando Peña Bonilla, quien fue retenido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en una toma rebelde al poblado de Mitú al sur del país en 1998, y el agente Robert Guáquez Nupan, retenido en mayo de 2003 en una vía del departamento de Nariño, al sur colombiano.
"Estas personas que durante años han estado desaparecidas, pero que fueron secuestradas, en un caso estamos hablando del sargento mayor Peña que fue secuestrado por las FARC, hay noticias de que los rebeldes lo asesinaron", declaró Naranjo durante una misa por la liberación el lunes de 10 uniformados, entre ellos seis policías, que estuvieron todos en cautiverio más de una década.
Naranjo manifestó su rechazo "a este silencio de las FARC y nuestra exigencia a que por lo menos devuelvan el cuerpo del mayor Bonilla". De Guáquez se desconoce su suerte y se teme que corriera la misma que Bonilla, cuyas versiones de muerte a manos de los guerrilleros han sido dadas por uniformados que también estuvieron retenidos y ya están libres.
Las FARC han dicho en comunicados que los seis policías y cuatro militares eran los últimos uniformados que tenían en su poder.
En el pasado los insurgentes han devuelto los restos de algún uniformado. Uno de los casos más recientes ocurrió en abril de 2010: los rebeldes entregaron a una comisión encabezada por la ex senadora Piedad Córdoba y delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja los restos del teniente coronel de la policía Julián Guevara, retenido en noviembre de 1998 y quien murió en enero de 2006, aparentemente de una enfermedad, según han dicho ex compañeros de cautiverio.