Los operativos aéreos tendrán como blanco los centros de comando, las capacidades logísticas y las infraestructuras de los terroristas, según informó el secretario de Defensa, Chuck Hagel

El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, explicó que los ataques aéreos se centrarán "en los santuarios del Estado Islámico en Siria". "Esto abarca sus centros de comando, sus capacidades logísticas y sus infraestructuras", precisó, retomando las afirmaciones del presidente de los EEUU, Barack Obama, quien había dicho que si los yihadistas atacaban el país, "no gozarían de seguridad en ningún lugar".

Hagel hizo las declaraciones en una audiencia en el Senado, acompañado del funcionario militar estadounidense de más alto rango, el general Martin Dempsey, que aclaró que los bombardeos no serán como los ataques a gran escala de los inicios de la guerra de Irak en 2003.

Dempsey indicó que la campaña contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) será "persistente y sostenida". En cambio, la intervención de hace 11 años había sido bautizada como "shock and awe" (en español, conmoción y pavor) con el objetivo de dominar rápidamente las tropas del ex dictador Saddam Hussein.

"La campaña contra el ISIS será persistente y sostenida"

Por otro lado, Dempsey indicó que asesores militares del Pentágono podrían ser enviados al frente con el Ejército iraquí si se considera necesario. "Si llegamos al punto en el que considere que nuestros consejeros deben acompañar a las tropas iraquíes en su ofensiva contra los objetivos del ISIS, esto es lo que recomendaré al presidente", declaró.

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Obama ha aclarado que no mandará tropas de combate a Irak, casi dos años y medio después del retiro de los últimos soldados estadounidenses en el país árabe, aunque evaluará "caso por caso" el envío de asesores. Actualmente, unos 300 asesores militares de Estados Unidos respaldan a las Fuerzas Armadas iraquíes en su lucha contra la ofensiva extremista.

Desde el 8 de agosto, la aviación militar estadounidense lanzó 162 ataques aéreos contra posiciones yihadistas en Irak. La semana pasada, Obama afirmó que también incursionaría con bombardeos en Siria, aunque todavía esto no se ha concretado.

Mientras que el dictador sirio Bashar Al Assad dijo que consideraría un ataque a su régimen cualquier intervención de los EEUU, más de 30 países han apoyado la formación de una coalición internacional contra el ISIS propuesta por Obama.

Un grupo de yihadistas británicos expresó su deseo de volver a casa, frustrados por el giro que tomó la lucha del Estado Islámico en Siria. Como respuesta, fueron encerrados en "un centro de castigo"

Crédito: AFP

Yihadistas británicos desilusionados que viajaron a Oriente Medio para unirse a los fundamentalistas islámicos están siendo castigados después de decir que quieren volver a casa.

Un grupo de cinco británicos informaron haber sido llevados a "un centro de castigo" después de haber sido despojados de sus armas en la Fortaleza de Raqqa del Estado Islámico, en Siria.

A raíz de un bombardeo de las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, los comandantes militantes del ISIS en la zona consideran que los espías podrían dirigir los ataques, informó el diario británico Daily Mail.

El "antiguo ambiente acogedor para los militantes occidentales se convirtió ahora en sospecha", le dijo una fuente al medio inglés.

"Es muy peligroso revelar tu identidad si quieres volver a casa en el caso de que ISIS averigüe quién eres. Cualquiera que quiera irse, tan sólo debería irse", manifestó Haras Rafiq, del think-tank contra el terrorismo, Quilliam.

Los arrepentidos indicaron al profesor Peter Neumann, de la Universidad King, que su arrepentimiento llegó luego de sentirse frustrados de que los grupos rebeldes rivales pelean entre sí, en lugar de apuntar a las fuerzas del presidente Al Assad.

"Hemos venido a luchar contra el régimen, y en su lugar estamos involucrados en una guerra de pandillas. No es lo que vinimos a buscar, pero si nos volvemos [a Gran Bretaña], vamos a ir a la cárcel", aseguró uno de los yihadistas británicos, que habló en representación de otros 30.

"Las personas con las que hemos estado hablando quieren renunciar [al ISIS], pero se sienten atrapados porque el Gobierno está hablando de condenarlos a 30 años", agregó Neumann, quien remarcó al Times que al menos una quinta parte de los británicos podría estar tratando de encontrar una manera de salir de su situación actual.

"Estamos siendo forzados a luchar. ¿Qué otra opción tenemos?", expresó el yihadista británico al investigador.

El Sumo Pontífice visitó un monumento de la Primera Guerra Mundial levantado en la misma zona donde su abuelo, Giovanni Bergoglio, peleó con el ejército italiano contra el imperio austro-húngaro

Francisco camina entre las tumbas de los soldados en Redipuglia Crédito: AFP

El papa Francisco visita un monumento de la Primera Guerra Mundial, levantado en medio de un campo de batalla donde su abuelo peleó en una intensa ofensiva italiana contra el imperio austro-húngaro, y sobrevivió para inculcarle los horrores del conflicto.

Francisco recuerda a quienes cayeron en la Gran Guerra que estalló hace 100 años, y rinde homenaje a las víctimas de todos los enfrentamientos bélicos.

El Sumo Pontífice rezó primero entre las hileras de tumbas de los soldados caídos de cinco naciones que fueron sepultados en el cementerio austro-húngaro.

Después se desplazó hasta el mayor monumento de guerra de Italia, un lugar fastuoso de la era fascista dedicado a los 100.000 soldados italianos caídos, donde celebra una misa al aire libre.

"En este lugar, en este cementerio, sólo puedo decir que la guerra es una locura. La guerra destruye lo más hermoso que Dios ha creado, el ser humano. La guerra trastorna todo, incluso la relación entre los hermanos. La guerra es una locura, es querer desarrollarse, crecer, mediante la destrucción", afirmó Francisco.

El Sumo Pontífice agregó que "todas estas personas cuyos restos reposan aquí tenían sueños, pero sus vidas quedaron truncadas porque la humanidad dijo '¿A mí qué me importa?'".

Esta visita papal, muy oportuna para llamar la atención ante los nuevos vientos de enfrentamientos que soplan en el Medio Oriente y Ucrania, también tiene un profundo significado personal.

El abuelo de Francisco, Giovanni Bergoglio, fue uno de los miles de italianos que pelearon en las trincheras cerca del río Isonzo, en las proximidades de la que hoy es la frontera con Eslovenia, en una campaña que tenía como propósito penetrar las defensas austro-húngaras.

Las 12 batallas son recordadas con el monumento en Redipuglia, que inauguró en 1938 el gobierno fascista de Italia en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

"Escuché muchas historias de dolor de los labios de mi abuelo", declaró el Papa.

El abuelo de Francisco fue reclutado a los 30 años cuando Italia entró en la guerra y participó en la campaña de Isonzo; Giovanni Bergoglio recibió un certificado de buena conducta y 200 liras al término de la guerra, según documentos difundidos por la prensa de la Conferencia Episcopal Italiana.

Debido al estancamiento económico de posguerra en Italia, el abuelo de Francisco emigró a Argentina, donde nació Jorge Mario Bergoglio.

En un momento personal durante la ceremonia del sábado, los padres de un soldado italiano que murió el año pasado en Afganistán entregaron a Francisco el gorro emplumado Bersagliere que es distintivo del cuerpo piamontés, famoso por la gran resistencia encarnada con su tradición de marchar trotando.

El abuelo de Francisco, que procedía de la región de Piamonte, pertenecía a ese cuerpo, dijo el sacerdote de la parroquia de Redipuglia, reverendo Duilio Nardin.

AP